Diario de León

Cuarenta años en Villalar: el espíritu comunero vive

Tres defensores de la fiesta, Antonio Herreros, Jaime González y Daniel de Fernando, creen que no debe abandonarse su apuesta reivindicativa.

Imagen de la concentración en la Plaza del Grano de León. FERNANDO OTERO PERANDONES

Imagen de la concentración en la Plaza del Grano de León. FERNANDO OTERO PERANDONES

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ical | valladolid

Villalar 1978. Un icono de la lucha comunera. Más de 200.000 personas acuden a la pequeña localidad vallisoletana, y desbordan a la organización. Fue el despertar de una conciencia regional en la recién nacida democracia española y en el incipiente debate sobre el estado autonómico. Hoy, 40 años después, pervive la reivindicación en un Día de Castilla y León normalizado desde hace años, aunque no exento en su recorrido de polémica y división, de estigmatización de la fiesta por la celebración de una derrota, por el protagonismo de la izquierda frente a una derecha renuente. La villa acoge cada 23 de abril festividad, protesta y sentimiento identitario, no nacionalista. Villalar de los Comuneros es seña de la autonomía de Castilla y León.

El espíritu de Villalar no surgió ese 23 de abril de 1978. Sus primeros defensores, un reducido grupo de académicos y políticos, ya estuvieron en la campa en 1975, cuando España iniciaba la salida de la Dictadura y la Transición, como recuerda Antonio Herreros, dirigente del PCE y de IU en Castilla y León y procurador en las Cortes. Daniel de Fernando, primero en UCD y luego en el CDS, es otro de los que vivieron aquella multitudinaria concentración de hace cuatro décadas. Jaime González, vicepresidente y consejero de Agricultura en el primer Gobierno autonómico de Demetrio Madrid y candidato del PSCL a la Presidencia de la Junta, no estuvo en la primera gran cita, pero sí en la siguiente y en todas las demás, excepto en una.

La gente iría sin convocatoria

El palentino Antonio Herreros se confiesa leal y convencido de Villalar y rememora como la cita de aquel 1975 no trascendió y hubo incluso dudas en convocar al año siguiente, pero volvieron a acudir al año siguiente y se dio una continuidad, más después de la gran concentración de 1978, que «nos desbordó». Pero también vieron que era la llama para trabajar por una «auténtica» Comunidad Autónoma, y se pregunta cuál hubiera sido el efecto de contar con las autonomías de Cataluña, Galicia, Andalucía y País Vasco y luego el «resto de provincias».

«No es una cuestión nostálgica, sino de interés por la tierra», relata al recordar como se involucraron en aquellos momentos para que Castilla y León fuera una autonomía similar al resto.

«La gente iría a Villalar aun sin convocatoria, unos a pasar un día festivo, otros por el espectáculo, y otros con criterios de reivindicación que no deben desaparecer», reflexiona, aunque echa en falta que no exista un manifiesto, pese a que él vivió las dificultades y «los encajes de bolillos» para conseguir el consenso. «Había razones para el manifiesto, para reivindicaciones sentidas por la gente, que no tiene que ser un litigio, sino un reconocimiento de la realidad, para trabajar con menor coste y más eficacia política», explica.

El abulense Daniel de Fernando tiene un recuerdo «agridulce» del Villalar de 1978. Por un lado, estaba «féliz» por la celebración; por otro, el sentimiento «amargo» porque los «seguidores del cura Gonzalo no respetaron el acuerdo para que hablara primero José Manuel Reol Tejada», el primer presidente del Consejo General de Castilla y León. Ha estado dos veces más en la villa comunera el 23 de abril, aunque sigue la fiesta, y cree que «está mejorada». «Al principio parecía una revuelta, más que una festividad», lamenta.

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