Provincia ■ Campo
La CHD insta a reducir la necesidad de agua para luchar contra la sequía
El organismo de cuenca plantea para antes de 2021 la construcción de cuatro balsas en los sistemas Órbigo y Carrión para hacer frente a su regulación “insuficiente”
El presidente de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), Juan Ignacio Diego, pidió “no obsesionarse” con los embalses plurianuales en la cuenca del Duero y apostó por la reducción de la demanda de agua mediante la modernización de los regadíos. Para el máximo dirigente de la entidad de cuenca, los embalses suponen “una herramienta” que genera “un impacto importante” y que hay que contemplar “con cuidado”, por lo que reclamó “rigor” a la hora de pensar en estas infraestructuras y abogó por adoptar otras medidas antes de abordar nuevas construcciones.
“Hay que gestionar primero bien la demanda para después gestionar la oferta”, declaró Juan Ignacio Diego durante su participación en los Desayunos de Ical. En ese sentido, recordó que hay embalses que se han planteado en la cuenca y que no resultan exitosos “porque luego se construía el embalse y no había aportaciones” y el agua que se daba era “para el caudal ecológico”.
Por eso, Diego Ruiz consideró que la necesidad o no de un embalse deriva “de la existencia de recursos” y, por ello, se preguntó si la Comunidad cuenta con recursos para llenar embalses como el de Riaño, que con una capacidad de 650 hectómetros cúbicos, permite hacer frente a dos años de sequía. “No está claro”, se contestó el presidente de la CHD, quien instó a “ir al detalle” después de que se registrara “alguna sorpresa” en los planteamientos hechos. “El embalse es una de las muchas herramientas que debemos contemplar para atender las demandas” aunque insistió en la necesidad de contemplar la posibilidad de reducir la necesidad de agua. “Primero hay que analizar las demandas que hay, ver si son mejorables” y apuntó a las inversiones en materia de modernización de regadíos que “ya le gustaría a la mayoría de las cuencas de este país”.
Sobre el lugar adecuado para la construcción de estos embalses, Juan Ignacio Diego apostilló que deberán ubicarse “donde hay demanda” porque ahora mismo las necesidades de Bajo Duero se encuentran “bien identificadas”.
Más modernización
Juan Ignacio Diego abogó por dar continuidad a la modernización de los regadíos, aunque reconoció que en el sector agrícola en Castilla y León “conviven varias velocidades” y existen zonas muy variadas, por lo que consideró que hay “mucho trabajo por hacer para gestionar la demanda”. Además, auguró que el futuro dejará condiciones técnicas “mejores todavía” con las que será posible un mayor ahorro de agua “porque estoy convencido de que nuestra primera tarea es buscar soluciones a la disminución de la demanda”.
Además, insistió en la obligación de intentar resolver “los desajustes entre oferta y demanda de agua” y reconoció que probablemente en zonas como el norte de Palencia o en la cabecera de los sistemas Pisuerga y Carrión “no hay más posibilidades que crear una nueva regulación” aunque a su juicio la mejor opción será “gestionar como es debido la demanda”. De hecho, recordó que durante la pasada campaña de regadío hubo zonas regables que percibieron la posibilidad de “regar perfectamente con menos agua”, por lo que incidió en una mejor gestión de la demanda para luego “meternos en otro tema”.
Órbigo y Carrión
El organismo de cuenca también trabaja en la mejor regulación de los sistemas Órbigo y Carrión, que están considerados “deficitarios” a la hora de poder atender la demanda de agua que tienen. Para ello se contempla la construcción de dos balsas en cada uno de ellos, aunque ya se advierte de que la cantidad de agua en el Órbigo no se va a ver resuelta “con la garantía necesaria” solo con esas balsas, sino que habrá que continuar trabajando en la zona “aunque solo sea para mitigar los efectos de las avenidas”.
A juicio del presidente del organismo de cuenca, la forma que existe para resolver ese déficit de regulación será la construcción de dos balsas en el sistema Órbigo -las de La Rial y Los Morales-, con un presupuesto aproximado de 46 millones de euros. Según explicó Juan Ignacio Diego, se trata de dos balsas laterales que permitirán mejorar la regulación y que en este momento se encuentran pendientes de declaración de impacto ambiental. “Hemos enviado los expedientes al Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (Mapama) para que formulen esa declaración, con lo cual está en elaboración a través de los trabajos técnicos”, explicó.
El sistema Carrión también es deficitario y ahora se pretende “reforzar” la regulación con dos balsas en La Cueza “que se alimentan fundamentalmente de aguas del propio río Carrión. En este caso los requerimientos ambientales “están siendo más duros” y está resultando más costoso “llegar a una solución que parezca bien a la administración ambiental de Castilla y León”, lo que está provocando que el presupuesto esté “yendo al alza” y el proyecto se esté atrasando.
Sin embargo, la intención del organismo de cuenca es que estas infraestructuras puedan ser una realidad física “dentro de este ciclo de planificación” que concluye en el año 2021. “Creo que es posible, pero no depende exclusivamente de la CHD”, declaró.
Además, el presidente de la CHD reconoció que en estudio se encuentran “bastantes” infraestructuras, pero dentro del plan se encuentran también una presa en Lastras de Cuéllar para la regulación del río Cea, que en la actualidad es un anteproyecto para su sometimiento a trámites de evaluación ambiental, pero que se espera que pueda estar también finalizada dentro del actual ciclo de planificación, concluyó.
Ciguiñuela
La CHD también defiende la construcción de la presa del Ciguiñuela para mejorar “de forma signitivativa” las condiciones de regulación en la zona de Segovia. El anteproyecto ya se encuentra redactado y está previsto que pueda ser sometido a declaración de impacto ambiental tras la fase de información pública y las pertinentes alegacione. La infraestructura, que tendrá un coste próximo a los 50 millones de euros según el estudio inicial, y una capacidad de 29 hectómetros cúbicos, no solo permitirá solucionar la “insuficiencia” de la propia ciudad sino “de todo el entorno”, así como atender la recuperación de los acuíferos de la zona de Los Arenales.