JUAN CARLOS ALONSO PRESIDENTE DE LA FEDERACIÓN DE SINDICATOS VETERINARIOS
«No hay salud para las personas sin salud para los animales»
mariluz martínez | burgos
Nació en Mecerreyes (Burgos) hace 61 años, casado y con una hija, Juan Carlos Alonso González es el coordinador de la Unidad Veterinaria de Aranda de Duero, donde vive desde hace 34 años. Desde mediados de los años 90 es el presidente del sindicato veterinario de Castilla y León y de la Unión sindical de Castilla y León y desde hace pocos días, el primer presidente de la recién creada Federación Estatal de Sindicatos Veterinarios.
—Preside la recién creada Fesvet con el objetivo de agrupar a todos los sindicatos autonómicos del colectivo. Esto es algo histórico para la profesión veterinaria y la salud pública española, ¿no?
—Si porque no tenemos constancia de que hubiese ninguna organización de ámbito nacional y carácter sindical.
—¿Por qué ahora?
—Llevábamos ya desde hace bastante tiempo intentando aglutinar esfuerzos conjuntamente con el sindicato de veterinarios de Extremadura, que nace un poco después del nuestro y vemos que hay una serie de carencias de carácter autonómico que tendrían solución dentro del ámbito estatal. Eso es lo que nos hace entender que probablemente y como un paso previo para hablar con una voz única en un futuro sería conveniente constituir un sindicato de carácter estatal. Acordamos la constitución que se formalizó a finales de diciembre de 2017.
—¿Buscan exigir un trato sanitario real de esta especialidad?
—Sí. Bajo el marco legislativo no es cuestionable la profesión veterinaria que es una profesión sanitaria. Otra cosa distinta es que los poderes públicos eso lo lleven a cabo. La ley 44/2003 de Ordenación de las Profesiones Sanitarias establece clarísimamente cuáles son las profesiones sanitarias. Los programas curriculares de la profesión se adaptan al contenido sanitario y los servicios públicos de las distintas comunidades mayoritariamente son escalas sanitarias dentro de un cuerpo. Es decir, no hay nada que haga cuestionar legalmente que la profesión veterinaria tradicionalmente y con mucho futuro por delante es una profesión sanitaria. No se puede entender la sanidad y la salud pública sin concebir que la primera barrera para proteger esa salud pública de la población humana es la persona que tiene la responsabilidad de evitar la enfermedad entre los animales. Otra cosa distinta es que las administraciones públicas por conveniencia o por los motivos que sean han ido dejando de lado algo que nosotros tratamos de ejecutar. En primer lugar, queremos hacer entender a la sociedad que la profesión veterinaria es una profesión eminentemente sanitaria.
—¿Cómo sería un mundo sin veterinarios?
—No sería un mundo. De hecho hay una frase que dice que los médicos curan a las personas, los veterinarios cuidan a la humanidad. No se puede concebir un mundo sin la profesión veterinaria; se llamaría de otra manera. Pero tiene que haber quien esté en la primera barrera de protección de la salud. ‘Higiene de los animales, salud del pueblo’: no se puede concebir la salud de las personas sin una salud previa en los animales.
—Hablan de «graves problemas» que azotan a la profesión en la actualidad…
—Sí. Fundamentalmente es un problema de reconocimiento social y en segundo lugar es un problema de ninguneo de la Administración. No es concebible que la veterinaria no tenga hoy una especialidad en salud pública cuando es el pilar fundamental de la salud pública. Hay otro tipo de profesiones que han llegado mucho más tarde al carácter sanitario que si tienen especialidades y veterinaria no.