Diario de León

CULTIVOS CON ÉXITO

Territorio color lavanda

La Comunidad se consolida como la tercera productora de esta planta aromática, con un incremento del cultivo del 90% en los últimos años.

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ICAL | VALLADOLID

La Comunidad apuesta de manera cada vez más intensa por la producción de lavanda y lavandín en sus campos, lo que la sigue consolidando como la tercera productora de este cultivo industrial, tan solo por detrás de Castilla-La Mancha y de Murcia. Con un total de 577 hectáreas cultivadas en 2016, que dejaron una producción de casi 1.400 toneladas, la superficie sembrada con esta planta aromática ha crecido en un 89,8 por ciento respecto al año 2009, cuando se contabilizaron en la Comunidad algo más de 300 hectáreas, que dejaron una producción de 753 toneladas, es decir, un 85 por ciento menos que en la actualidad.

La campaña de este año viene retrasada como consecuencia de las lluvias de primavera y las condiciones climatológicas de los primeros meses del año, y no será hasta finales de julio cuando se efectúe la recogida de este cultivo para el que este año se tienen buenas expectativas. Sin embargo, se estima que el potencial de la autonomía con esta hierba aromática, que no requiere de grandes atenciones pero que cuenta con condiciones óptimas para su producción, puede ser mayor del que tiene.

Nada en León

La provincia de Valladolid se posicionó pronto como la principal productora de este cultivo en Castilla y León. En el año 2009 contaba con 135 hectáreas, que se doblaron hasta las 374 un año más tarde. A partir de ahí se produjo un cierto estancamiento e incluso una ligera reducción hasta las 318 hectáreas que, según la Junta de Castilla y León, tiene a día de hoy la provincia. A pesar de este mantenimiento, se consolida como la segunda provincia que más lavanda y lavandín produce, aunque todavía muy lejos de Guadalajara, líder nacional que cuenta con 965 hectáreas. El cultivo de la lavanda o el lavandín —un híbrido entre lavanda y espliego— ha llegado en mayor o menor medida a varias provincias de Castilla y León, salvo León, Ávila, Salamanca y Zamora. En Segovia es donde se asentó de manera más tardía, hace un par de años y con apenas nueve hectáreas. En Soria se ha multiplicado por nueve la superficie productiva hasta alcanzar las 44 hectáreas, la mitad que en Palencia, donde el crecimiento ha sido espectacular en estos años. A pesar del descenso en más de un 27 por ciento experimentado en la apuesta por la lavanda, la segunda principal productora de la autonomía es Burgos, con un total de 118 hectáreas.

El gerente de la cooperativa Cocope de Peñafiel, Elías Aguado, defiende que el cultivo del lavandín «sigue siendo muy rentable», y en la zona de Peñafiel se mantiene esta planta, aunque ahora con apenas un diez por ciento de lo que se llegó a tener, que se ha desplazado a otras provincias como Palencia o Segovia. «Animamos a los socios, porque estamos en un momento que podríamos aprovechar, porque la rentabilidad de las parcelas es muy buena, pero hay gente que está apostando por la inversión en viñedo, que es más rentable». Además, resalta el poco trabajo que supone, porque tiene una duración de más de diez años desde su plantación, tiempo en el que apenas requiere abonados. «En un principio se trataba con fitosanitarios» pero cuando las plantas crecen «no dejaban salir a otras». Ahora, a la espera de la floración, una vez cosechada se retira con la maquinaria adecuada que la traslada a remolques que llevan la flor a la destilería, de donde se obtiene el aceite esencial. Posteriormente son los comerciales y laboratorios los que reciben mayoritariamente esa lavanda que, en su mayoría, acaba fuera de nuestro país. Aunque la Provenza francesa sigue siendo un referente, la lavanda de Castilla y León es «buena y de calidad», reconoce Pablo Grande, un productor de espliego de Villoviado (Burgos) que cogió el testigo de su padre al frente de este cultivo y que, para modernizar y ampliar el negocio familiar decidió formarse y montar una destilería.

El cultivo «resulta rentable», en especial en zonas en las que se dispone de terrenos calizos, con altitud y con buen drenaje.

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