Palos en las ruedas
E n el ambiente navajero y de trapacerías que domina la política en esta entrada al otoño preelectoral, puede llegar a parecer congruente cualquier demasía y hasta la más estrambótica barbaridad. Pero no es eso lo más grave, sino la función de abrigo y cobijo que el barullo ambiental otorga para las tropelías de paisanos, entidades y organismos obligados a primar el interés general por encima de cualquier otra mira. El ruido de los replicantes es cosa suya, pero quienes actúan a costa del presupuesto sostenido con la aportación de todos están obligados a la templanza y a no poner palos en las ruedas de las demandas mayoritarias.
Que es el caso, por cierto, del geógrafo salmantino Ignacio Cosidó, en la actualidad portavoz popular en el Senado, adonde llegó en las Navidades de 2016 designado por las Cortes de Castilla y León. Aunque el empleo de senador por esta Comunidad esté ya sobradamente vituperado por inquilinos con una veteranía de sesteo que apunta a la perpetuidad. Don Lucas Giménez, Juan José, sin mirar más lejos. A causa de los bandazos de la reciente vida política, Cosidó no alternó la tribuna con otro senador nombrado por nuestras Cortes, como Óscar López, quien después de su abrazo primario a Patxi López tuvo que dejar la portavocía socialista al burgalés de Baracaldo Ander Gil. Estos embajadores de Castilla y León en la cámara alta solían sellar su vínculo con la tierra asistiendo a los festejos ceremoniales cuando eran invitados, como gente nuestra cerca del poder, sin otra ocupación prioritaria que defender los intereses de la Comunidad en el parlamento nacional.
De ahí la sorpresa de ver a un pugnaz Cosidó desayunando en la tele con su campanera negativa a que el gobierno de España saque adelante el presupuesto. Precisamente este martes, en las Cortes de Castilla y León, el veterano presidente Herrera contestó a un requerimiento presupuestario del portavoz de Ciudadanos, Luis Fuentes, que le urgía a presentar las cuentas, advirtiéndole si no sabía lo que los partidos de ambos estaban haciendo en Madrid para impedir cualquier avance en ese orden. Muy en su papel de avisador Herrera. Aunque le faltó alargar la advertencia al deslocalizado Cosidó, quien en su embestida no tiene en cuenta la perentoria necesidad también de Castilla y León de disponer de más recursos para gestionar decorosamente la sanidad, la educación y otras competencias desvalijadas por las tijeras de la crisis.
Mientras nos quejamos de la huida de Vestas o hacemos recuento de muestra pérdida de autónomos, nadie parece plantear y asumir la exigencia de colocar a cualquier cantidad del presupuesto público la estampilla de ‘a cuenta’. De manera que nunca más sea posible que la empresa que está haciendo un buen negocio con nosotros, levante el vuelo con las subvenciones y deje a sus empleados en la intemperie. En cuanto a los autónomos, que no se deslocalizan, requieren el mimo presupuestario de las administraciones, porque entre nosotros constituyen la única garantía de actividad en muchos puntos del medio rural, que de otro modo aparecen abocados al apagón del cierre. Y a nuestros empleados Cosidó y miembros de la Audiencia de León, que se espabilen para saber a quién sirven cobrando su sueldo mensual de la aportación de todos. Para que uno no prive de recursos a la sanidad exhausta y los otros no se empeñen en seguir tomando el pelo a la concurrencia. Después de la suelta cajera por prescripción, que a buen seguro revocará el Tribunal Superior, el aplazamiento ‘sine die’ del juicio a la explotación minera ilegal del Feixolín, cuyos trámites revelan una chapucería de catástrofe, acaso urdida con intención para aplazar su trámite hasta que la alopecia alcance a jueces y encausados. Después de 17 años de aguante: ¡Virgen de Carrasconte!