El exmarido de Ana Julia dice que la hija que murió huía por la ventana
La autora confesa de la muerte de Gabriel Cruz residió durante dos décadas en Burgos.
Efe | Almería
El exmarido de Ana Julia Quezada, la autora confesa de la muerte del niño Gabriel Cruz, que residía con ella en Burgos cuando murió la hija de la procesada tras caer desde un séptimo piso, ha asegurado que la niña solía escapar por la ventana de una chabola en República Dominicana.
Así consta en el sumario de la causa seguida por el asesinato del menor, consultado por Efe, en unos informes del Instituto Armado en los que este cuerpo da cuentas al Juzgado de Instrucción número 5 de Almería de las indagaciones sobre la vida de la investigada en Burgos, donde residió durante más de dos décadas.
Al ser preguntado por el accidente de la menor, este camionero de profesión respondió que cuando la niña estaba al cuidado de su abuela vivía en una chabola en la localidad de La Cabuyas, donde permanecía encerrada a ratos» y «escapaba habitualmente por la ventana de la casa para ir a jugar».
El hombre relató cómo esta niña dormía en una habitación junto a la hija que Ana Julia y él habían tenido y que el domingo 3 de marzo de 1996 cuando se levantó por la mañana fue a verlas y se dio cuenta de que no estaba la pequeña, a la que había acogido. Dijo que la buscó por el resto de la casa hasta darse cuenta de que en la habitación de juego había una mesita pegada a la ventana y la persiana un poco levantada con la ventana abierta y que cuando miró por ésta vio a la niña en el suelo del patio interior.
Apostilló que fue el primero en entrar al patio cuando la niña ya estaba «fría», apuntando que a Ana Julia le dio «un ataque de ansiedad y no sabía qué hacer», así como que les tomaron declaración y no había vuelto «a saber del asunto». De forma previa, el testigo relató a la Guardia Civil cómo conoció a Ana Julia en el club de Rubena (Burgos) en el que ejercía la prostitución y que en 1992 inició una relación con ella porque «quería sacarla de esa vida», contrayendo matrimonio en 1993 cuando la dominicana ya estaba embarazada de su hija en común.
93.000 euros en la Bonoloto
La convivencia con la ahora procesada fue «buena, con los altibajos propios de una relación», y sobre 2003 o 2004 les tocaron 93.400 euros en la Bonoloto que les permitieron viajar a República Dominicana, hacer un crucero y «vivir bien» durante cuatro años.
Afirmó que fue en 2009 cuando Ana Julia le dijo que «se acabó el amor» y quería separarse, una separación «bastante tortuosa» hasta que en junio de ese año se divorciaron definitivamente. Acordaron que Ana Julia se quedaría con la vivienda común y la niña, y que su ahora expareja le pasaría una pensión de 700 euros, lo que lo llevó a una «situación económica difícil».