Diario de León

ISABEL CLAVERO directora territorial del icex

«Nuestro reto es evitar que el 37% de las empresas dejen de exportar»

La directora territorial del Icex en Castilla y León, Isabel Clavero. DOS SANTOS

La directora territorial del Icex en Castilla y León, Isabel Clavero. DOS SANTOS

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d. rodríguez | valladolid

Isabel Clavero regresa a la Dirección Territorial del Instituto Español de Comercio Exterior (Icex) en Castilla y León tras cinco años de trabajo exportador en Washington. Antes de salir hacia la capital de los EEUU, ocupó el cargo durante once años y ahora vuelve con más experiencia a Valladolid y con una percepción «buena» sobre la situación exportadora de la Comunidad, donde «se han hecho los deberes». Clavero constata que el número de empresas exportadoras se ha duplicado desde el inicio de la crisis, hasta 5.500, aunque lamenta que las que venden fuera de forma regular, no llegan a 2.000. La ejecutiva constata que el 37 por ciento de las empresas abandonan las exportaciones al tercer año

—Regresa de nuevo a la dirección territorial del Icex, después de cinco años, ¿cree que se han hecho los deberes en la Comunidad durante este lustro?

—La percepción es muy buena. La gente está concienciada, hay más interés por los mercados internacionales. Hay cada vez más cultura de internacionalización, aunque quedan cosas por hacer, y siempre hay sectores más reticentes. Se están haciendo los deberes.

—¿Qué retos se plantea para su nueva etapa al frente del este organismo en la Comunidad?

—No hay mucha novedad en el reto, que siempre es consolidar a las empresas exportadoras. El número ha crecido muchísimo, pero si analizamos un poco más, las que exportan de forma regular son solo un tercio, y las que lo hacen de forma significativa, menos. Tenemos 5.500 exportadores, pero regulares no llegan ni a 2.000, que son las que exportan más de cuatro años consecutivos. Con todo, no debemos tirar piedras y ponernos pesimistas, porque la progresión es buena. Hace seis años solo había 3.000 empresas exportadores regulares y ahora hay casi 2.000 regulares, pero no debemos caer en la complacencia.

—¿Entiende que la crisis nos hizo ver que salir a los mercados globales nos hace más fuerte?

—Sí. De antes de la crisis a después hemos duplicado el número de empresas que por lo menos lo han intentado, con más o menos éxito. Las empresas se han dado cuenta. Cuando el cliente de toda la vida deja de comprarte, hay que mirar otras cosas. Ahora bien, ojalá que se haya aprendido la lección, porque hay que mirar al exterior antes de que llegue la crisis. Es lo más importante. Las grandes modificaciones empresariales hay que hacerlas cuando estás en un momento potente, no cuando están ahogado.

—La inmensa mayoría de las empresas que empieza a exportar acaba desistiendo. ¿Por qué?

—Desde la Secretaria de Estado de Comercio venimos observando que un 37 por ciento de las empresas dejan de exportar al tercer año. Es un fenómeno al que debemos poner remedio. Nuestro reto es averiguar el por qué de esa especie de vida muy breve de tres años fuera.

—¿A qué cree que responde?

—Creo que falta un poco más de educación y medios, porque exportar es muy caro. Deben convencerse de que deben estar presentes y dar golpes en las mismas puertas más de tres años, aunque los pedidos no avalen el resultado. Debemos concienciarles y ayudarles, porque es muy difícil consolidarse en los mercados internacionales.

—¿Es el tamaño fundamental para salir fuera?

—El tamaño es muy importante. El Icex tienen programas para aumentar el tamaño de las empresas y en paralelo elevar el volumen de sus exportaciones. No sé qué va primero. Hay empresas que deben crecer aquí y otras que lo tienen que hacer fuera. El tamaño de la empresa y el volumen de exportación no van disociados. Buscamos todo tipo de herramientas para ayudar la crecimiento.

—¿Las alianzas empresariales son esenciales en un tejido económico como el de Castilla y León marcado por el pequeño tamaño de sus empresas?

—Aquí tenemos un problema que no tienen en otras zonas, que es que estamos muy dispersos, estamos muy separados, muy lejos. Cada polígono tiene algunas empresas interesantes, pero no muchas. La siguientes con las que pudieran tener alianzas están a muchos kilómetros. La estructura de la Comunidad añade dificultades. Muchos empresarios se quejan de falta de infraestructuras de todo tipo, no solo viarias, sino también las informáticas, que son fundamentales. La Junta está haciendo un enorme trabajo, lo hace bien, pero es una autonomías tan grande que no se llega a todos los rincones a los que se desearía. Ese es uno de los detalles que impide que una empresa crezca como quisiera.

—¿Qué hizo fracasar a la fórmula de los consorcios?

—No funcionaron bien. Esa herramienta se dejó de utilizar porque las empresas no consiguieron sacarle el partido que debían. Es consecuencia de la forma de pensar de nuestros empresarios, de nuestra propia idiosincrasia. La empresa que vende una cosa no acaba de confiar plenamente en su vecino del consorcio. Hoy en día, funcionan mejor los clúster, aunque no tengan un fin exportador propio, como aglutinador que fortalece a cada uno de sus miembros.

—¿Qué programas constituyen la apuesta fundamental del Icex en la actualidad

—Tenemos programas de consolidación en el exterior, pero muy focalizados hacia algunas empresas y tamaño y algunos mercados donde hace más falta, como EEUU. Ahora ayudamos a las empresas a consolidarse una vez que empiezan a exportar y tienen un mercado. Las ayudas económicas con la crisis han bajado pero no las de orientación con consultores, de apoyo y comunicación. Eso es lo más importante, convencer a las empresas de que nuestra labor no es dar dinero. Si damos un poquito fenomenal, en el inicio, pero una vez consolidadas, es más importante la orientación.

—¿Hacia dónde se deben dirigir los esfuerzo exportadores de la Comunidad?

—Creo que hacia el material humano, aunque no se contabiliza en la Dirección General de Aduanas. Debemos adelantarnos a las necesidades del mercado y crear empresas de alta tecnología. Debemos generar un ecosistema para que la gente que hemos formado no solo no se marche, sino que vuelva. Nuestra zona debe formar parte de la aldea global. Se requiere un entorno creativo que no tenemos, pero creo que llegará. Hay movimientos. La alta tecnología aquí no es un gran misterio hay gente formada capaz de hacerlo y debemos lograr que las grandes empresas de la Comunidad apadrinen a estos nuevos talentos.

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