Tranquilidad en la funeraria El Salvador tras las detenciones

Dos esquelas colgadas de su tablón de anuncios y un silencio sepulcral es todo lo que se podía contemplar este viernes en la funeraria El Salvador de Valladolid, después de que ayer catorce personas fueran detenidas por incinerar a los fallecidos en ataúdes más baratos que los adquiridos por las familias con el fin de revenderlos.

Apenas una decena de coches estacionados en el aparcamiento de las nuevas instalaciones del tanatorio, ubicadas en la calle Camino del Cementerio de la capital vallisoletana, y tres personas que guardaban duelo en su interior han compuesto el ambiente de la funeraria la mañana de ayer en contraposición con los hasta ocho velatorios abiertos a la par ayer.

Una tranquilidad que ha reconocido a Efe una de las empleadas del tanatorio, ayer en labores de recepcionista, que ha insistido en varias ocasiones en que se trataba de «un día como otro cualquiera», a pesar del habitual ajetreo de una de las principales funerarias de la ciudad, que en la mañana de ayer fue registrada por más de medio centenar de agentes.

«Nos hemos levantado como cualquier otra mañana, bien pronto y dispuestos a trabajar como un día más», ha expresado la recepcionista, que ha preferido mantenerse en el anonimato, y que se ha remitido al comunicado enviado ayer por la tarde por el grupo funerario en referencia al resto de preguntas realizadas.

No obstante, la recepcionista ha manifestado no sentirse «preocupada en exceso» por las noticias y la repercusión mediática que está teniendo la investigación policial y las actuaciones que se iniciaron ayer por la mañana. Una sensación de tranquilidad que también comparten sus compañeros, ha apostillado. La noticia de la supuesta estafa corrió rápidamente por medios impresos y digitales desde primera hora de ayer, cuando a las ocho de la mañana 76 agentes de la policía nacional.