Diario de León

La rebelión de la España vacía contra las macrogranjas porcinas

«La experiencia es devastadora en todos los sitios donde se han implantado», dice un alcalde

Un agricultor muestra los purines de una macrogranja de porcino vertidos sobre una parcela. Á. ÁLVAREZ

Un agricultor muestra los purines de una macrogranja de porcino vertidos sobre una parcela. Á. ÁLVAREZ

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La proliferación de proyectos industriales para instalar macrogranjas porcinas en las provincias de Palencia y Burgos ha puesto en pie de guerra a numerosos municipios, que ven en este tipo de proyectos industriales un peligro para el agua, la tierra, la vida y el futuro en el medio rural. «Como salga adelante toda esta industria nos vamos a quedar sin un lugar donde poder vivir», advierte en declaraciones a Efe Pedro Gutiérrez, portavoz de la Plataforma Pisoraca y Comarcas Vivas, creada para paralizar un «mega proyecto» formado por 14 granjas porcinas situadas en un radio de 18 kilómetros en la comarca palentina del Boedo y la Ojeada, con más de 88.000 cabezas de porcino. «Cuarenta veces más que habitantes», apostilla Gutiérrez mientras enumera los detalles del proyecto: dos granjas de madres con 3.600 cabezas en Espinosa de Villagonzalo (180 habitantes) y Montoto de Ojeda (19 habitantes); dos granjas de transición con 16.000 cochinillos en Espinosa de Villagonzalo y La Vid de Ojeda (98 habitantes) y 10 cebaderos de 7.200 cerdas cada uno en otras nueve pequeñas localidades de Palencia y Burgos.

Catorce macrogranjas que se han presentado como un único proyecto promovido por la empresa Decamed Trading SL, que «lo vende», dice Gutiérrez, como «una fuente de desarrollo para la comarca, para fijar y aumentar la población». «Este tipo de explotaciones ganaderas son un paso atrás en la lucha por la repoblación y el reto demográfico», advierte al respecto Rafael Garrachón, representante de la Coordinadora de la España Vaciada, que asegura a EFE que «está demostrado» que en los lugares donde se han implantado este tipo de proyectos «todo ha ido a peor».

Precisamente por eso Garrachón fue uno de los promotores de la plataforma Valdavia Viva que ha conseguido frenar la instalación de una macrogranja en Castrillo de Villavega y evitar «un problema» que él mismo se ha encargado de poner en la agenda del grupo operativo de la España Vaciada.

«Nos va la vida en ello. La experiencia es devastadora en todos los sitios donde se han implantado», añade Gutiérrez, insistiendo en que estos proyectos «aceleran la despoblación».

Por eso también, el pasado mes de marzo 32 núcleos de población palentinos y burgaleses, afectados directa o indirectamente por estas industrias expresaron, a través de mociones, su oposición a «la red de macrogranjas» que se quiere instalar en los valles del Boedo, Ojeda, Odra y Pisuerga.

Y es que todos los informes que manejan estas plataformas inciden en los aspectos negativos de estas instalaciones que afectan directamente al incremento del consumo de agua y a la contaminación de los acuíferos donde se ubican las granjas y de las tierras donde se vierten los purines, sin olvidar el efecto negativo en el desarrollo económico, turístico y del patrimonio.

Es difícil entender que se pueda permitir que iglesias románicas como la de Moarves de Ojeda o el monasterio de San Andrés de Arroyo, espacios naturales como la Montaña Palentina o Las Loras, declarado Geoparque mundial por la Unescovayan a estar rodeados de macrogranjas.

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