A SIETE DÍAS VISTA/Rosa Masegosa
La semana en la que se pararon las calculadoras
Ésta ha sido la semana en la que se ha cerrado uno de los capítulos más polémicos de la política regional de los últimos años. La Audiencia Provincial de Zamora ha dado por concluido el llamado caso Zamora, que ha mantenido en vilo durante nada menos que cinco años al conjunto del Partido Popular, por cuanto las salpicaduras sobre cohecho y prevaricación apuntaban en un primer momento hacia lo más alto. Ayer mismo el PSOE rehusaba presentar un recurso contra el archivo de las diligencias, a pesar del malestar de algunos de los diputados provinciales socialistas que iniciaron el caso en 1998 y que pretendían seguir adelante con la vía judicial. La otra gran noticia de la semana ha sido la huelga general del pasado 20-J en la que, al contrario de lo que vaticinó el coordinador regional de Izquierda Unida, José Luis Conde, no se pararon los relojes sino las calculadoras. O al menos eso es lo que parecía a la vista de los contradictorios datos sobre seguimiento del paro que manejaban unos y otros. Es sabido que siempre que se produce una concentración, movilización o semejante, los de un lado y los del otro nunca se ponen de acuerdo en las cifras. Si ya es difícil para un observador neutral cuantificar el número exacto de asistentes a una manifestación, lo es mucho más si encima hay que tener en cuenta las dioptrías interesadas que les surgen a unos y a otros según conviene en cada momento. Sin embargo, en este caso las insalvables diferencias entre los datos que se ofrecían a bombo y platillo hace pensar en que o bien las calculadoras también decidieron hacer huelga el jueves, o bien algunos no saben sumar. Y es que tanto el Gobierno popular de Castilla y León como el central no duraron en cifrar a la baja la participación en la huelga (alrededor de un 11% entre todos los sectores), mientras que sindicatos y el resto de partidos políticos hablaban de más del 80%. Algo falla. ¿Hubo huelga o no? Pero la guerra no ha sido sólo de cifras. Mientras los sindicatos hablaban de éxito total de la huelga, el consejero de Presidencia y Administración Territorial, y secretario regional de los populares castellanos y leoneses, emulaba a su homólogo nacional, Javier Arenas, asegurando que no había habido huelga. Casi al mismo tiempo el portavoz de la Junta, Carlos Fernández Carriedo refrendaba la postura de su compañero de Gobierno señalando que la jornada del jueves fue de «total normalidad, sobre todo en lo que se refiere a la Administración pública». «Huelga general como tal, no hay», aseguró. Ante tanta declaración calcada, el secretario regional de los socialistas castellanos y leoneses, Ángel Villalba, no ha dudado en calificar de «patética» la actitud del Gobierno autonómico, fiel seguidor de los criterios que se dictan desde Madrid. A la vista de tan enigmáticos cruces de cifras y declaraciones, la pregunta concreta es si realmente hubo huelga o no. Como diría algún periodista, la verdad tiene muchas caras, pero lo que no puede ser es que tenga tres ojos. Donde sin lugar a dudas sí hubo huelga, y bastante, fue en la provincia leonesa, en la que se registró la participación más alta de toda España. Nada menos que un 48% durante las primeras siete horas de la jornada de paro. El masivo seguimiento en las grandes empresas y en la minería propiciaron este éxito. Sin embargo, en la provincia leonesa también se vivieron algunas de las escenas más violentas, lo que pone de manifiesto que en toda huelga laboral se produce un inevitable choque de derechos fundamentales. Aunque de manera más civilizada, también se registraron huelguistas en las Cortes de Castilla y León, donde los procuradores socialistas José Francisco Martín, Antonio Losa, Fernando Benito y José María Crespo se sumaron al paro general sin ningún disimulo. Todo a punto Por otro lado, el grupo parlamentario socialista y el mixto ya tienen prácticamente a punto los discursos que sus respectivos portavoces llevarán al pleno de la próxima semana, en el que se celebrará el esperado Debate sobre el Estado de la Región. Si la Unión del Pueblo Leonés, integrante del grupo mixto, ya anunció que utilizará sus quince minutos de tiempo para llamar la atención sobre diversas cuestiones de actualidad que afectan de lleno a la provincia leonesa, el grupo parlamentario socialista avanzaba hace poco que hablará fundamentalmente de la crisis industrial de la comunidad, el problema de la despoblación y el paro. Para ello, el portavoz del PSOE en las Cortes, José Francisco Martín, dispondrá de un total de 30 minutos, considerados ya de antemano escasos para un repaso tan amplio de la situación de Castilla y León que, por cierto, no se llevaba a cabo desde hace seis años.