A SIETE DÍAS VISTA/Rosa Masegosa
Sólo si la noticia es buena sobran las declaraciones...
Si el escándalo que se ha vivido estos días en torno a la no declaración de Picos de Europa y el valle de Laciana como Reserva de la Biosfera se hubiera producido en cualquier otro sector, las cosas habrían sido bien diferentes. Está claro que el medio ambiente no da morbo si no se habla de kilométricas manchas de petróleo o de la protección, caiga quien caiga, de especies como el lobo. Sin embargo, en esta ocasión la noticia ha saltado únicamente por una fallida declaración medioambiental no demasiado conocida, como es la Reserva de la Biosfera. Lo que en un primer momento se dió a conocer como una magnífica noticia, (tanto el Parque Natural de Picos de Europa como el valle de Laciana habían obtenido uno de los más prestigiosos reconocimientos internacionales: el de incorporarse a la red de Reservas de la Biosfera declaradas por la UNESCO), de la noche a la mañana se transformó en un mayúsculo error de interpretación, tanto por parte del Ministerio de Medio Ambiente como de las Consejerías del ramo en las comunidades autónomas de Asturias, Cantabria y Castilla y León. El descubrimiento del error dió paso a una gran confusión en las zonas afectadas, algo a lo que contribuyó la falta de una información clara y explícita por parte de las Administraciones implicadas. Si bien al principio todo apuntaba a una pésima actuación por parte del presidente del comité español en la Comisión Hombre y Biosfera de la Unesco, el ya famoso Javier Castroviejo, posteriormente el Ministerio de Medio Ambiente hizo público que si Picos y Laciana no son todavía Reservas de la Biosfera es porque este organismo pretende declarar conjuntamente toda la cordillera cantábrica. Eso está muy bien, que dirían tanto la Dirección del Parque de Picos como el Ayuntamiento de Villablino, ambos víctimas de este singular engaño de dimensiones europeas, pero ¿quién va a asumir la responsabilidad de todo el embrollo? Por el momento, nadie, aunque el secretario regional de los socialistas castellanos y leoneses, Ángel Villalba, ya ha puesto sobre la mesa sus dudas sobre los extraños intermediarios, tanto personas físicas como empresas privadas, que han actuado en esta comedia surrealista. Las explicaciones las tendrá que dar el próximo miércoles en el Senado el propio ministro de Medio Ambiente, Jaume Matas. En cuanto a la actuación de la Consejería de Medio Ambiente desde que se conoció el error, en el momento de cerrar esta crónica todavía no había sido suficientemente aclarada. Cierto es que las relaciones con la Unesco son responsabilidad del Ministerio, pero algo tendrá, o tendría, que haber dicho Castilla y León, tanto para la supuesta primera declaración, como para ésta más global que ahora se anuncia. O lo que es lo mismo, según recordaba esta semana el procurador socialista por León, Antonio Losa, si hubo un momento para hablar de júbilo y orgullo por el falso reconocimiento, también tendrá que haber tiempo para reconocer el error y, sobre todo, para exigir todas las responsabilidades. En cualquier caso, y a pesar de que se dan pocas meteduras de pata tan flagrantes como ésta, es obvio que el medio ambiente no da morbo si sólo huele mal. Tiene que apestar para que verdaderamente se hable de ello. El cuento de nunca acabar Lo que sí ha dado que bastante que hablar a los políticos esta semana ha sido el pleno de presupuestos en el que se debatieron, por supuesto sin éxito, las dos enmiendas de todalidad presentadas por el Grupo Socialista y el Mixto. Sin embargo, más que el contenido del pleno en sí, los comentarios que corrían por los pasillos hacían referencia en realidad a los entresijos de la campaña electoral que ya vive Castilla y León. Que si el PSOE ha tenido un «pinchazo» en Segovia, que si va a dar tiempo a firmar el Pacto Local... Respecto a lo segundo, ya parece claro que no se va a poder concluir la negociación antes de fin de año. Aunque esto era algo que ya habían augurado los socialistas, nadie parecía querer reconocerlo hasta que no ha salido de boca del propio presidente de la Federación Regional de Municipios y Provincias, Mario Amilivia. Lo que sí se pretende firmar ahora, aunque el plazo se ha alargado hasta la próxima cita electoral, es un «acuerdo de mínimos» sobre la llamada segunda descentralización autonómica. Por lo pronto, ya se anuncian ausencias en la reunión convocada por la Junta para la semana que viene. Otro asunto del que también se habló durante el pleno de presupuestos fue el programa político del PSOE de Castilla y León para las próximas elecciones municipales y autonómicas. Durante su intervención, el portavoz socialista, José Francisco Martín, aprovechó para anunciar algunas de ellas, como la puesta en marcha de un Plan de Viviendas públicas o de una verdadera política de apoyo a las áreas periféricas. Precisamente ayer el PSOE presentó oficialmente su propuesta de comarcalización de la comunidad. 60 comarcas más nueve áreas metropolitanas, serán la base del programa electoral del principal partido de la oposición, programa que se dará a conocer próximamente y en el que también figura un nuevo modelo de administración territorial. Según anunció Villalba, en la estructura administrativa que pretende el PSOE, las diputaciones jugarán un nuevo papel (aún no muy definido) entre las comarcas y las delegaciones territoriales de la Junta. En cuanto a los presupuestos de la comunidad, que cada vez se parecen más al cuento de nunca acabar, ahora tan sólo resta el debate de las más de 2.000 enmiendas parciales que los distintos grupos, incluido el Popular, han presentado en las Cortes de Castilla y León. En este debate, previsto para los días 17 y 18 de diciembre, PSOE, IU y UPL intentarán colar, en un último intento, algunas de sus aportaciones a las cuentas de la comunidad. Entre ellas se encuentran tres propuestas diferentes de apoyo concreto y efectivo al circuito de velocidad de La Bañeza, así como a la estación de esquí de San Glorio.