Según el CIS, a los ciudadanos de la autonomía les preocupa más la situación económica que el terrorismo
Los castellanos y leoneses valoran su comunidad como la peor para vivir
La última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) revela que los ciudadanos de Castilla y León sienten que los problemas e
Uno de cada tres ciudadanos de Castilla y León considera que en su comunidad es en la que peor se vive de España, y dos de cada diez la sitúa como la segunda o tercera con menor calidad de vida, muy por delante de las siguientes peor valoradas: Extremadura, Andalucía y el País Vasco. Estos datos de la encuesta del CIS revelan una baja valoración de los castellanos y leoneses hacia su propia comunidad, a la que tan sólo uno de cada diez considera como una de las tres regiones del país más apetecibles como residencia. El sondeo sociológico deja entrever que las principales causas de este sentimiento son económicas, ya que mientras que los castellanos y leoneses valoran la situación política de su comunidad sólo ligeramente peor que la española en general, en el caso de la coyuntura económica se reducen a la mitad los ciudadanos que la valoran como buena, y el porcentaje de ciudadanos que la califica como mala crece en un 50% con respecto a la misma pregunta a nivel nacional. Esta baja valoración de los ciudadanos hacia su comunidad se refleja también cuando más del 90% de ellos sienten que existen muchas o bastantes diferencias de riqueza entre las distintas autonomías, un desequilibrio que según la mitad de los encuestados tiende a aumentar, mientras que se reparten a partes iguales los que consideran que se mantiene estable y los que notan que se va corrigiendo. En cuanto a las expectativas para los tres próximos años, el pesimismo vuelve a ser la nota más dominante en la encuesta del CIS en Castilla y León; así, el 36,3% de los entrevistados prevé un incremento de las diferencias de riqueza entre comunidades ricas y pobres, mientras que el 15,6% cree que se estabilizará la situación y un 26,6% confía en que se avance hacia la convergencia de aquí al año 2005. La incertidumbre económica queda también patente cuando los castellanos y leoneses diferencian bien entre los grandes problemas del país y los de su comunidad. Así, salvo el paro, que en ambos casos se sitúa a la cabeza, en la autonomía sustituyen la preocupación nacional ante el terrorismo y la inmigración por las infraestructuras y la despoblación rural.