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Arrimadas se arrepiente de haber pactado con el Partido Popular

El adelanto electoral en CyL sitúa al partido de la líder naranja e

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León

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Tocados y a punto de hundirse. La decisión de Alfonso Fernández Mañueco de apretar el botón electoral en Castilla y Léon supone un durísimo golpe para Ciudadanos, que en la cúpula naranja aún tratan de encajar. El presidente de la Junta llevaba tiempo sopesando el adelanto electoral, pero ocultó muy bien sus cartas. Negó por activa y por pasiva que fuera a convocar los comicios e incluso se lo aseguró a Inés Arrimadas la víspera del anuncio.

«Si no conseguimos representación (en las elecciones del 13 de febrero) ya no hay partida que jugar», lamentan en la formación liberal, que se creyeron a pies juntillas la palabra de Fernández Mañueco y ahora pagan su ingenuidad.

En los últimos diez meses, Ciudadanos ha salido de tres gobiernos autonómicos. La fallida moción de censura en Murcia se saldó con su expulsión del Ejecutivo de Fernando López Miras y, de rebote, del Gobierno de la Comunidad de Madrid. Isabel Díaz Ayuso reaccionó rompiendo también con sus socios y adelantando unas elecciones que dejaron a los liberales fuera de la Asamblea madrileña. Todo apunta a que el escenario puede volver a repetirse en Castilla y León, donde Ciudadanos va a sufrir para mantener si acaso uno de sus once procuradores en las Cortes regionales.

En la cúpula naranja hablan de «traición», pero también la atribuyen a las «presiones» de la dirección nacional del PP, a la que sitúan en el epicentro de todos sus males. La maniobra, insisten, responde «a un puro interés electoralista» y de aniquilar a Ciudadanos para capitalizar su hundimiento.

«Pablo Casado necesita tapar la victoria de Ayuso y necesita unas elecciones en las que crea que va a sacar un buen resultado para su carrera por llegar a la Moncloa», aseveró ayer Arrimadas.

La líder de los liberales reconoció por primera vez que fue un «error» entregar al PP las presidencias de cuatro comunidades autónomas en 2019. Sin embargo, descartó tomar represalias y dejar caer el Ejecutivo andaluz o el del Ayuntamiento de Madrid. «Las reacciones testosterónicas —afirmó— las podrían hacer un Pedro Sánchez o un Pablo Casado, pero yo no, porque no soy como ellos. Ni Ciudadanos es como el PP o como el PSOE».

Los naranjas consideran que su alianza en Andalucía está, de momento, a salvo y vinculan su supervivencia en la esfera nacional a la reedición de un acuerdo con los populares en esta comunidad. «Juanma Moreno va a aguantar mejor la presión de Casado y de Génova», aseguró Arrimadas.

Tras la conmoción inicial, la dirección liberal tendrá que decidir si convoca unas primarias exprés en Castilla y León, con la incógnita de si Francisco Igea repetirá como candidato o será sustituido por Gemma Villarroel, coordinadora del partido en Castilla y León.