Las músicas de la comunidad

Castilla y León comenzó el año con cierto parecido a una academia de Operación Triunfo en la que el premio consistía en llegar a Madrid con una cartera de ministro bajo el brazo. Si se recuerda que este mismo año la comunidad contaba con cuatro ministros en el Gobierno de Aznar, se puede entender esa frase escuchada en el ya desaparecido programa televisivo Caiga quien caiga. Sin embargo, con el verano llegó la criba del Gobierno, y de cuatro ministros castellanos y leoneses tan sólo quedó uno, Ángel Acebes, con lo que la capacidad de que la comunidad haga oír su canción en Madrid quedó bastante mermada. Pero si de música se trata, el Himno a Castilla del compositor burgalés Antonio José, del que estos días se conmemora el centenario de su nacimiento, no tuvo mucho éxito a la hora de convertirse en el son de la comunidad, por más que el Ayuntamiento de Burgos realizara a principios de año una propuesta formal a la Junta de Castilla y León. Sin duda, en este fracaso algo tuvo que ver la rotunda negativa del consistorio leonés. También en relación con lo de construir la conciencia castellana y leonesa, el 2002 fue el año en el que la UPL pronunció la poco acertada frase «maldita comunidad». Fue en el hemiciclo de Fuensaldaña, donde palabras, gestos y actitudes de unos y otros suelen dejar bastante que desear. Ese el caso de la desbandada de procuradores que se produce cada vez que le toca el turno de hablar a algún miembro del Grupo Mixto. Más le valdría a los procuradores autonómicos aprovechar esos ratos para estudiarse el Reglamento de las Cortes todavía vigente. De este modo, durante el próximo debate sobre el estado de la comunidad no se producirían dudas ni tendría que demorarse el pleno por desconocimiento del procedimiento que se debe seguir, como sucedió en el debate sobre política general de este año.