León clama que «se salde la deuda con esta tierra»
León avisó ayer de que la lucha «sólo acaba de empezar». El grito lo portaron más de 25.000 leoneses que se hicieron una sola voz para señalar al Gobierno y a la Junta por «décadas de promesas, mentiras, excusas y discriminación», por sus incumplimientos reiterados y su «nula voluntad de procurar el bienestar y el progreso económico de los leoneses». Con los partidos políticos a los que se aludía camuflados en la marcha, el frente común de la sociedad civil exigió que se admita «la situación excepcional que vive esta provincia y se establezca la financiación necesaria para la ejecución urgente de todos los proyectos comprometidos». «Prometemos que llenaremos las calles las veces que sean necesarias. No admitiremos ni un día más que jueguen con el futuro de las gentes de esta tierra», retaron, convencidos de que la pelea «será larga, pero venceremos»
El futuro de León salió ayer a la calle para no perderse otra vez. El futuro desfiló alentado por la bandera que ondeaba Leo Rodríguez, «6 años y medio, de Omaña», escoltado por el cartel que avisaba de que León Ruge, con más de 25.000 leoneses agrupados en una nueva movilización para clamar por que «se reconozca la deuda que España tiene con esta tierra y que se salde cuanto antes». En ese grito se fundió la provincia, más de dos años después de la última gran manifestación, «traicionada» porque «nada de lo que prometieron» el Gobierno y la Junta «para calmar la indignación ha sido cumplido». «Exigimos que se ponga fin a tantas décadas de promesas, mentiras, excusas y discriminación», chillaron los manifestantes, reunidos en una sola voz, convertida en manifiesto.
La proclama resumió el movimiento de «indignación» que recorrió el centro de la capital leonesa, pero canalizada como «un espíritu colectivo y de una tenacidad» que reunió a los sindicatos, la patronal y todos los sectores económicos y sociales, mientras los representantes de los partidos políticos aludidos de manera directa, como el PP y el PSOE, se camuflaban en mitad de la marcha, y el resto ocupaban un espacio discreto en las filas. Más allá de las diferencias, el «frente común» señaló que la situación se da como «consecuencia de la nula voluntad de la Junta de Castilla y León y del Gobierno de España de procurar el bienestar y el progreso económico de los leoneses». «Sabemos de su infinita mezquindad y soberbia. Sabemos que no doblarán fácilmente la cerviz y que se avecina una lucha larga e intensa, pero venceremos», alentaron los sindicatos de clase desde el escenario montado frente la Catedral, donde terminó la marcha, mientras los manifestantes cortaban una y otra vez las intervenciones para reclamar «autonomía, País Leonés».
En ese marco, con el crespón negro sobre la bandera de León que adornada el balcón del tercer piso d e una de las casas de la plaza de Regla, los portavoces de UGT, CC OO, USO y CGT pusieron voz a la reivindicación de que «se dé cumplimiento inmediato a todos y cada uno de los compromisos que durante décadas las administraciones públicas han adquirido con esta provincia». «Exigimos que los Presupuestos Generales del Estado y los de la comunidad prevean un fondo especial que, admitiendo la situación excepcional que vive esta provincia, establezca la financiación necesaria para la ejecución urgente de todos los proyectos comprometidos, y que prevea además la creación de instrumentos institucionales y jurídicos de desarrollo económico gobernados por los propios leoneses», lanzaron.
La conjura se cerró en una advertencia: «la lucha sólo acaba de empezar». «Prometemos que llenaremos las calles las veces que sean necesarias. No admitiremos ni un día más que jueguen con el futuro de las gentes de esta tierra, y en especial con su juventud. Vamos a seguir exigiendo y reivindicando que cada persona joven que fue obligada a abandonar a sus familias y a su tierra para poder sobrevivir, pueda regresar al lugar donde hubiera preferido desarrollar su vida», prometieron por el futuro de León: el futuro que ayer ondeó Leo Rodríguez por tantos leoneses que anhelan no perderlo.