Cientos de personas agitan los rescoldos del carbón en Ponferrada
Dos mil personas, según los sindicatos, seiscientas, según la Policía Municipal, se echaron ayer a la calle en Ponferrada en una manifestación colorida y ruidosa que trató de evitar la sombra de la gran concentración que vivió la ciudad justo antes de la pandemia
El eco de una frase del Che Guevara sobre las batallas que solo se pierden cuando se abandona. El ruido de una ristra de petardos, como en las huelgas mineras. Las voces, animosas, de decenas de sindicalistas vestidos con chalecos rojos. Las banderas de Comisiones Obreras y de UGT, las camisetas de USO. Y la sombra de una manifestación mucho más multitudinaria, un mes antes de que la pandemia nos confinara.
Todo eso definió, y todo eso pesó sobre la manifestación por el futuro del Bierzo que ayer recorrió el centro de Ponferrada y que reunió a dos mil personas, según los convocantes, y a seiscientas, según los cálculos de la Policía Municipal. Conscientes de que la cifra estaba muy lejos de las veinte mil personas, según la organización, y once mil, según la Policía Municipal, que el 16 de febrero de 2020 se echaron a la calle en Ponferrada para reclamar lo mismo que ayer, los sindicatos hicieron un esfuerzo —dos años y una pandemia después— para insistir en que «la reivindicación nunca puede estar por debajo» del número de manifestantes, afirmó al final de la protesta en la plaza del Ayuntamiento el secretario comarcal de UGT, Omar Rodríguez. El propio Rodríguez —acompañado de Ursicino Sánchez, de CCOO y de Gabriel Garnelo, de USO— había comenzado la marcha a las ocho de la tarde con una frase que definió el estado de ánimo con el que los manifestantes, muchos de ellos todavía con mascarillas, empezaron a caminar hacia la avenida de La Puebla. «Las batallas que no se dan son las que se pierden», afirmó. Y sus palabras recordaron a la famosa frase atribuida al legendario revolucionario Erneste Che Guevara: «La única lucha que se pierde es la que se abandona».
Nadie de los que comenzó a caminar en Lazúrtegui, después de los petardazos que conectaron con la liturgia minera de otros tiempos, abandonó una marcha que contó con el respaldo del alcalde de Ponferrada, Olegario Ramón, de los partidos con los que cogobierna y los que le hacen oposición, y donde la UPL llevó su propia pancarta a favor de una región leonesa que le dé voz al Bierzo. Al contrario, la protesta engordó a lo largo de la avenida de La Puebla y después de una hora desembocaba en una plaza del Ayuntamiento tomada por el enorme tablero de ajedrez con piezas de caucho reciclado que estos días adorna el espacio para acoger un torneo.
Y allí, ante los concentrados y las piezas de ajedrez de caucho, encaramada en el escenario, la locutora de Onda Bierzo Yolanda Ordás puso voz a las reivindicaciones de los sindicatos con un discurso donde los convocantes cuestionaron la Transición Justa del Gobierno en unas comarcas, las del Bierzo y Laciana, «con los peores indicadores socioeconómicos de España». Un discurso que lamentó la despoblación, el cierre de consultorios médicos, la degradación de la sanidad y la educación públicas, la «corrupción de nuestro sistema democrático», en «pasillos y despachos revestidos de moqueta donde solo tienen miedo al estallido social». Los sindicatos, con la voz de Yolanda Ordás, reclamaron «un fondo especial» para ejecutar todos los proyectos prometidos.
«¡La próxima visita, será con dinamita!», se había llegado a vocear durante la marcha. «¡El Bierzo se salva luchando!», fue otra de las frases más coreadas. «¡Hay solución, reindustrialización!». «¡Los de ahí enfrente explotan a la gente!». «¡Los de la acera, a la carretera!». «¡Que viva a lucha de la clase obrera!». Y de todas esas voces, incluida la de Yolanda Ordás, tan bien timbrada, queda el eco de esta crónica que empezaba con una frase de Ernesto Che Guevara.