Diario de León

Las familias de las niñas de Aguilar desaparecidas en 1992 recurren al TC

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EFE

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Las familias de las niñas de Aguilar de Campoo (Palencia) Virginia Guerrero y Manuela Torres, desaparecidas hace 30 años, han recurrido el archivo de la investigación ante el Tribunal Constitucional para saber qué les pasó a las dos menores, de 14 y 13 años, que fueron a Reinosa (Cantabria) y nunca regresaron a sus casas.

Tras la decisión de la Audiencia Provincial de Palencia de confirmar el auto del Juzgado de Cervera de Pisuerga (Palencia) que acordó el archivo de las actuaciones para conocer lo que les pasó, la representación legal de las dos familias ha presentado un recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional.

El objetivo es determinar si ha habido una vulneración de derechos fundamentales en la sentencia de la Audiencia Provincial que archiva definitivamente la causa.

«Creemos que se han vulnerado derechos fundamentales. Se ha vulnerado el derecho fundamental a la tutela judicial efectiva», dijo la abogada Carmen Balfagón, quien pide al Constitucional que tenga en cuenta la problemática que existe en España con las personas desaparecidas y «las lagunas legales» que existen sobre todo en el caso de menores desaparecidos.

Actualmente hay en España más de 5.000 denuncias activas de menores desaparecidos. El Tribunal Constitucional nunca se haya pronunciado sobre personas desaparecidas y a la necesidad de que la Justicia siga actuando hasta que se resuelvan todos los casos.

En el caso de Manuela y Virginia el recurso se basa en el hecho de que durante la investigación reabierta en 2021 a raíz de una nueva línea de investigación, no se haya admitido ninguna de las diligencias planteadas por la representación de las familias y en «los errores» que según los abogados incurre la sentencia de la Audiencia Provincial.

Como ejemplo ponen la petición de que se volviera a inspeccionar la mina Fontoria (una mina de magnesita en Cantabria, donde se buscó en 1992 tras dos llamadas anónimas a la Guardia Civil) y la Cueva Cervatos (un lugar cerca de Reinosa idóneo para ocultar los cadáveres según la propia investigación) para buscar restos biológicos de las niñas, usando las técnicas y los recursos que existen ahora y que no existían en su desaparición en 1992.

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