Confirman absolución del masajista acusado de tocar glúteos y pellizcar los pezones a una clienta
El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ha confirmado la absolución en el caso del masajista que había sido acusado de un delito de abusos sexuales sobre una clienta a la que, según ésta, durante una sesión en junio de 2021 le sobó los glúteos y pechos y le pellizcó los pezones.
El fallo, al que ha tenido acceso Europa Press, desestima el recurso de apelación presentado por la clienta y al que se adhirió el Ministerio Fiscal a la sentencia dictada por la Audiencia Provincial el pasado 24 de febrero de este año. Además impone costas a la parte apelante.
El Alto Tribunal explica que no se encuentran "datos objetivos que apoyen irrefutablemente la versión de los hechos que ha dado la denunciante, de modo que pueda tenerse por plenamente probado que el acusado le practicase tocamientos que, lejos de poder ser considerados parte integrante del masaje, constituya un abuso sexual con trascendencia penal".
Contra el fallo cabe recurso de casación por infracción de ley y por quebrantamiento de forma, que podrán prepararse en la misma sala dentro de los cinco días siguientes al de su última notificación, "para su interposición ante la Sala Segunda del Tribunal Supremo, con arreglo a la ley, que se notificará a las partes en legal forma y de la que se unirá certificación al Rollo de Sala, así como a las actuaciones de que trae causa, que se remitirán a la Audiencia de origen, para su cumplimiento y demás efectos".
El absuelto se expuso en la primera vista a una condena de entre un año y un año y medio de cárcel, tal y como habían solicitado, respectivamente, las acusaciones pública y particular, parte esta última que también había pedido inhabilitación para el ejercicio de la profesión durante un año y medio y el pago de una indemnización a la denunciante de 50.000 euros.
Sin embargo, el tribunal sentenciador, la Sección Cuarta de lo Penal de la Audiencia de Valladolid, optó finalmente por la absolución, tal y como solicitó la defensa del encausado, que había atribuido la denuncia a una "recreación mental" de la joven, posibilidad que había dejado abierta el psicólogo que trató a la denunciante y que ya la venía asistiendo con anterioridad al episodio objeto de enjuiciamiento.
"Los hechos no hay que discutirlos sino probarlos, aquí impera el principio de presunción de inocencia. Estamos hablando de un profesional con más de 25 años de ejercicio que ha sido metido en un procedimiento incomprensible", concluyó el defensor al exponer su informe final en su intento de lograr la absolución de su patrocinado, como así ocurrió finalmente primero con la sentencia de la Audiencia Provincial y ahora del TSJ.
Durante el juicio, encausado, M.A.M.F, se declaró inocente e insistió en que el masaje dado a la denunciante se desarrolló con absoluta normalidad, en idénticas circunstancias a las de otros muchos a lo largo de sus más de dos décadas de ejercicio profesional.
El masajista explicó que el 20 de junio de 2021 el centro en el que trabajaba recibió la visita de la denunciante y de su madre para someterse ambas a un masaje de relajación y que él se hizo cargo de la joven y una compañera de la progenitora debido a que la hija dijo ser un tanto friolera y eligió una salita más cálida en la que se encontraba él.
Sin las bragas
El masaje en cuestión tendría una duración de dos horas--facial, de cuerpo y pies--y el acusado invitó a la clienta a aligerarse de ropa hasta donde ella quisiera, "con la que estés tú cómoda", aseguró él que indicó a la denunciante, quien, siempre según la versión de M.A.M.F, se desnudó por completo, a pesar de que estaba con la menstruación, y se colocó boca abajo sobre la camilla.
"¡Jamás he tocado braga alguna a una clienta, que quede claro. Me parece esa pregunta fuera de lugar; no, no y no!", manifestó el acusado indignado a preguntas de la fiscal sobre si la retirada de la braga había sido 'motu proprio' de la joven o por iniciativa del masajista.
Aseguró que la cubrió con una tela suave, tipo pareo, que fue retirando a medida que operaba sobre la zona masajeada, primero por la zona de la espalda y lumbares, más tarde por las piernas y finalmente, ya boca arriba, parte del tórax, cuello, hombros....y nuevamente extremidades inferiores, pero sin que en momento alguno, como así reiteró, se acercara con sus dedos a zonas erógenas y le tocara los pechos, pellizcara sus pezones y, como broche, diera a la joven un beso en la frente.
"En ningún caso hay masaje de senos, eso es algo que se aclara a la clienta al inicio", insistió el ahora absuelto, quien añadió que durante todo el masaje la mujer no le verbalizó encontrarse incómoda y que incluso una vez acabada la sesión la clienta y su madre se estuvieron informando de otros servicios y horarios en el centro.
En "shock"
La versión de la denunciante, de unos 35 años, fue muy distinta por cuanto aseguró que el masaje relajante con el que le obsequió su madre aquel día la dejó en "shock" y se convirtió en una auténtica pesadilla, que, según refirió, ya comenzó cuando al inicio de la sesión pidió un vaso de agua y tuvo que tomarla con los pechos al aire delante del acusado.
Pero además, sostuvo que prefirió quedarse con las braguitas porque estaba manchando y, para su sorpresa, cuando estaba boca abajo en la camilla se vio privada de ellas por iniciativa del masajista.
Sí reconoció que se le ofreció un pareo para tapar su cuerpo pero mantiene que en algún momento llegó a estar privada de dicha prenda totalmente y que durante las primeras maniobras de masajeo, ella con las piernas abiertas ligeramente, el denunciado le tocó los glúteos y se acercó con sus dedos a la zona vaginal, algo que fue "muy violento".
Más tarde, boca arriba, la mujer, D.A.H, relató que el masajista se aproximó a su zona inguinal, le tocó luego los pechos y le pellizcó ambos pezones para acto seguido, ya para concluir la sesión, le dio un beso en la frente.
"Me preguntó si todo había ido bien y yo le dije que sí porque estaba un poco en shock. Lo único que quería era salir de allí. Durante el masaje estuve paralizada porque aquello me pilló por sorpresa. Siento que abusó de mi confianza, que no me respetó, me sentí invadida", recordó la mujer a modo de justificación de por qué no puso fin a la sesión y permaneció impasible, en silencio, durante las dos horas en las que se prolongó su supuesta pesadilla.
Fue a la salida del centro cuando se dio un paseo en solitario para recapitular y analizar si lo vivido era algo normal, en el marco de un "masaje energético", o bien lo que ella había sentido estaba tipificado en el Código Penal como un delito de abusos.
Se decantó por esta última opción tras consultar con amigos y su novio y decidió presentar la correspondiente denuncia.