3.000 bares de barrio menos en la última década
España siempre ha presumido de ser uno de los países con más bares por habitante. Los clásicos establecimientos de partidas de cartas, clientela fiel, carajillo o caña y pincho se han convertido en parte del paisaje. Son bares casi escondidos entre las callejuelas de las grandes ciudades y ese es, precisamente, parte de su encanto. Levantan su metálica persiana al amanecer para servir los primeros desayunos y no la cierran hasta altas horas de la noche.
Sin embargo, los bares de barrio están en peligro de extinción. Sus propietarios empiezan a jubilarse y no encuentran a nadie que quiera hacerse cargo del negocio. «Se hacen mayores, tanto los dueños como los clientes, y eso se nota. Además, con el paso de los años la sociedad ha cambiado de gustos y costumbres. Antes una cuadrilla de amigos podía pasar la tarde fumando y echando la partida. Eso ya no existe». Es el análisis de Jorge Martín, propietario del bar Bariloche en el barrio de San José de la capital palentina.
Ahora la falta de relevo generacional es la principal causa de que España haya perdido 29.300 bares en la última década. Un descenso significativo también en Castilla y León, donde se ha pasado de tener 14.504 bares en 2013 a los 11.514 registrados al acabar el 2023 (un 20% menos en diez años). De hecho, solo desde la pandemia, casi 1.500 establecimientos de este tipo cerraron sus puertas definitivamente en la comunidad. «Todos tuvimos que cerrar a causa del covid y muchos no volvieron a abrir», se lamentó Martín, quien incidió en que «es un trabajo muy sacrificado, pero las cosas funcionan si se hacen con cariño, porque el valor que tiene un negocio son sus empleados», remarcó.