La Estrategia RIS3 se actualiza para desarrollar la especialización inteligente, fortalecer el ecosistema de I+I y avanzar en la digitalización social
El documento, que entre 2025 y 2027 contará con una financiación de 6.800 millones, expone que se necesita avanzar mucho más en la relación universidad-empresa-sociedad, a pesar de la mejora desde 2021
La Estrategia de Investigación e Innovación para una Especialización Inteligente (RIS3) de Castilla y León para el periodo 2021-2027 se actualiza este año con el objetivo de cumplir sus tres pilares básicos: desarrollar la especialización inteligente, fortalecer el ecosistema de investigación e innovación (I+I) y avanzar en la digitalización de la economía y la sociedad. Una actualización para el periodo 2025-2027 que se integra de una “estructura sencilla”, y que forma parte del plan de evaluación, recogido en la guía de gestión del documento, que incluye una evaluación antes, una intermedia y una final. La intermedia se ha desarrollado durante el primer semestre de 2024, según comprobó Ical.
Para este periodo que resta, entre 2025 y 2027, la RIS3 contará con una financiación de 6.798 millones, que se suman a los 7.548 que se han dirigido entre 2021 y 2024, y que en total suponen 14.345 millones.
En análisis DAFO de esta evaluación intermedia esclarece aquellos puntos nuevos que se sumarán a la Estrategia, así como aquellas que se pusieron en marcha en su inicio y han mejorado cuatro ejercicios después. Entre las novedades que se añaden, se encuentra la fortaleza de que existe una “coherencia de la estrategia con el territorio y con los marcos de referencia nacionales e internacionales”.
Entre las oportunidades, el análisis remarca el “refuerzo” del papel del comisionado para la Ciencia y la Tecnología, con la creación de una Oficina Técnica, con personal y recursos propios; así como la comunicación de la RIS3 y de la imagen de la I+I de Castilla y León, “mejorando” el mensaje a la ciudadanía, la comunicación orientada a la atracción de talento, inversores, y empresas; y la de carácter interno, en la Junta de Castilla y León. Por último, destaca la posibilidad de “reforzar el liderazgo y la coordinación estratégica en la Agenda Digital”.
Entre las debilidades, el documento recuerda el porcentaje alto, dos de cada tres, de los municipios de la Comunidad en situación de desierto demográfico; y también advierte de que la RIS3 “debe ser promocionada como una estrategia de Comunidad: apuesta y directrices claras a alto nivel en las consejerías”.
Por último, en el apartado de amenazas a partir de ahora se tendrá en cuenta la “insuficiente concienciación” sobre la RIS3 como estrategia marco para el despliegue coordinado de la política de I+D+I y de digitalización por parte de los centros directivos de la Junta, “debido a la cultura tradicional de separación de competencias y funciones y planificaciones propias”.
Mejoría desde 2021
Igualmente, esta evaluación intermedia evidencia que, entre las fortalezas, existen mejor “experiencia que en 2021 en el diseño y puesta en marcha de estrategias regionales de I+D+I y vinculadas a la Sociedad de la Información, y, en estos momentos, bajo el enfoque de especialización inteligente”. También, el “nivel avanzado” de infraestructuras de apoyo a la I+D+I: centros tecnológicos, parques científico tecnológicos, clústeres y los hubs digitales, además de las nuevas estructuras de soporte a la colaboración y la especialización: Noddo, institutos de Investigación Biomédica, aceleradoras verticales y algunos avances en estructuras de investigación de excelencia.
En el marco de las oportunidades existe “potencial e interés para la integración de actuaciones entre sectores y ámbitos prioritarios de actuación que permitan el desarrollo de proyectos transformadores y nueva actividad económica”; movilización continua de agentes, tanto públicos como privados, de la “cuádruple hélice de la innovación” (administración, la academia, la industria y la sociedad civil), en el contexto de la definición de la RIS3, y con vocación de perpetuar la participación; y participación activa de los órganos gestores y de los responsables de la gestión de fondos europeos.
Mientras, en materia de debilidades, la evaluación expone que se necesita avanzar mucho más en la relación universidad-empresa-sociedad, a pesar de la mejora registrada desde 2021. Desde ese año, continúa el documento, recogido por Ical, “hay un mayor acercamiento por parte del tejido empresarial a la universidad”. Además del Programa TCUE, el papel de los centros tecnológicos regionales también se ha visto fortalecido en el marco de la transferencia de conocimiento, con especial foco en las pymes.
Por último, este análisis lamenta la “escasa adaptación aún” de la educación universitaria y de la FP a los requerimientos de las empresas, sobre todo para afrontar los retos de la digitalización y de la economía circular. Sin embargo, destaca el “importante esfuerzo a través de la FP Dual y la colaboración con el tejido empresarial para adaptar la oferta formativa”, y la actualización de la oferta de grados y másteres por parte del ámbito universitario, “atendiendo a las demandas de perfiles de las empresas”.
Objetivos de la RIS3
A pesar de la actualización de este año, se mantiene algunos de los objetivos esenciales de la RIS3. El primero de ellos es desarrollar las prioridades de especialización. El hito principal de este objetivo ha sido la aprobación de las iniciativas emblemáticas y un nuevo proceso de gobernanza participativa, que constituye un “avance significativo” en el desarrollo de las prioridades y del proceso participativo de agentes. El proceso, sujeto al cumplimiento de determinados criterios formales y temáticos, provocó que éstas fueran aprobadas con cierto retraso desde la puesta en marcha de la estrategia, en junio de 2023, por lo que “será necesario acelerar su implementación en los últimos años de ejecución de la estrategia y, al mismo tiempo, será conveniente definir retos específicos para cada iniciativa emblemática, así como fortalecer la metodología y recursos dedicados”.
El segundo reto es mejorar el ecosistema de investigación e innovación, que “concentra la mayoría del esfuerzo realizado por la Junta en el ámbito de investigación, innovación y emprendimiento”. De hecho, el número de líneas de actuación abordadas ya en los primeros años de la estrategia “cubre prácticamente la totalidad de lo inicialmente previsto, con muy pocas excepciones”.
En cuanto al tercero, la Agenda Digital para Castilla y León, aglutina las actuaciones en materia de digitalización, también con una “buena ejecución de prácticamente de todas las líneas de actuación previstas” hasta ahora. Pero para estos tres próximos años, la Agenda Digital será el instrumento para la transformación digital de la Comunidad, haciendo de las tecnologías de la información y comunicación herramientas facilitadoras para la cohesión social y territorial, la mejora de la prestación de servicios públicos y la innovación y competitividad de la economía, logrando así un mayor desarrollo rural y la creación de empleo”.
En suma, reza el documento, “se trata de aprovechar las ventajas que la digitalización supone para ciudadanos, empresas y Administración, a través de los servicios públicos”. “La transformación digital es un proceso a largo plazo, en el que la Comunidad tiene ya un importante camino recorrido. Pero las tecnologías de información y comunicación están en constante evolución y, por ende, requieren de una acción constante, que se articula a través de cuatro ejes de actuación”, asegura el documento.
Por último, el cuarto objetivo es reforzar la gobernanza participativa para la especialización, cuestión en la que el propio documento invita a revisarlo en su evaluación intermedia, “integrando el carácter transformador como uno de los elementos de avance en las iniciativas emblemáticas”.
Prioridades de especialización
La RIS3 2021-2027 plantea tres grandes prioridades de especialización, entendidas como vectores transformadores de la economía y de la sociedad, que alinean los esfuerzos de los diferentes sectores económicos y las capacidades científicas y tecnológicas de la Comunidad, con la visión a 2027.
Las tres prioridades de inversión siguen vigentes en el periodo 2025-2027, con algunas actualizaciones en las áreas temáticas prioritarias. La primera es ‘Castilla y León, territorio con calidad de vida’, centrada en uno de los rasgos distintivos de Castilla y León, donde “no hay ciudades masificadas, dispone de un patrimonio cultural incomparable y de una oferta cultural y gastronómica internacionalmente reconocida”. Algunas de las áreas temáticas prioritarias son el sector agroalimentario, los servicios socio-sanitarios, las nuevas oportunidades de negocio en biomedicina, los nuevos conceptos de hábitat el Silver Economy y las fórmulas innovadoras de turismo experiencial.
La segunda es ‘Castilla y León, neutra en carbono y plenamente circular’, donde cobra relevancia la transición ecológica, un reto global en el que la Comunidad “tiene oportunidades y ventajas muy interesantes respecto a otros territorios y que contribuirá a aumentar su resiliencia ante futuras crisis”. Se trata de un territorio con unos indicadores ambientales y de biodiversidad “excelentes”, y constituye un territorio modelo en ámbitos como la bioeconomía o para liderar respuestas a los retos globales, “como son el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación del medio ambiente”.
Por ello, hasta 2027, el documento apela al desarrollo de la bioeconomía; el transporte y movilidad sostenibles; la ecoinnovación y sostenibilidad industrial en la modernización de la economía, como la descarbonización; enfoques sostenibles innovadores de las actividades del sector primario; innovación en la gestión, generación y distribución descentralizada de energías renovables y el autoconsumo; y desarrollo de tecnologías competitivas para generación, distribución, almacenamiento y uso de hidrógeno y metanol verde y otros combustibles de origen biológico.
La tercera pata lleva el nombre de ‘Castilla y León, una apuesta por la fabricación inteligente y la ciberseguridad’, una prioridad en la que la RIS3 aboga por la aplicación de tecnologías digitales avanzadas en la industria en sectores estratégicos y con alto potencial de crecimiento. También, figura la fabricación avanzada en toda la cadena de valor, la incorporación de innovación y tecnología basada en conceptos de transformación digital en el sector primario para mejorar la competitividad, productividad y sostenibilidad, ciberseguridad y desarrollo y aplicación de tecnología aeroespacial.