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Detenidos por prostituir a mujeres sin descanso, enfermas y con la comida racionada

Detenidos dos proxenetas

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AGENCIAS

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La Policía Nacional ha detenido a dos proxenetas en Valladolid a quienes se les acusa de prostituir a mujeres sin descanso, incluso enfermas y, en ocasiones, con limitación de comida, según han informado a Europa Press fuentes de la Subdelegación del Gobierno.

En concreto, según las mismas fuentes, las víctimas eran obligadas a trabajar de lunes a domingo sin descanso desde las 17.00 horas a las 4 de la madrugada y aunque estuvieran enfermas. Además, si las mujeres incumplían alguna norma del club sus "explotadores" también les restringían y limitaban el acceso a la comida.

Dentro de la operación policial denominada 'Dálmata' se ha logrado liberar a una de las víctimas, mientras que los dos varones detenidos lo han sido como presuntos autores de los delitos de trata de seres humanos con fines de explotación sexual y delito contra los derechos de los trabajadores.

La investigación de esta situación comenzó en marzo de 2024 después de que la Policía Nacional identificara a dos víctimas, una de origen sudamericano que relató como fue captada y engañada por los explotadores junto a su hija menor de edad a través de una falsa promesa de un puesto de trabajo como ayudante de cocina en un restaurante de la provincia de Valladolid.

Como detalló esta víctima uno de los explotadores se trasladó a recogerla al país de la UE donde residía para llevarla al "restaurante" donde trabajaría. En ese momento la mujer desconocía que el verdadero propósito de su viaje era ser explotada y obligada a ejercer la prostitución en un club de alterne de la provincia.

Según destacan las mismas fuentes las víctimas se encontraban en situación de necesidad y vulnerabilidad, carecían de recursos económicos, por lo que fueron seducidas por la falsa promesa de empleo con el ánimo de poder prosperar en España, situación de precariedad económica y vulnerabilidad que sus explotadores conocían y aprovecharon para captarlas.

Una vez llegaron al establecimiento, sus explotadores le informaron que ese lugar no era un restaurante sino un club donde tendría que ejercer la prostitución bajo las condiciones impuestas por los proxenetas, las cuales consistían en: trabajar obligatoriamente de lunes a domingo sin descanso, no podía rechazar a ningún cliente, tenía que vestir ropa sexy para trabajar y captar clientes en la sala.

Si incumplía el horario o salía del club en horario de trabajo tendría una multa y tenía que trabajar siempre, aunque estuviera enferma. Si las víctimas incumplían alguna norma del club sus explotadores también les restringían y limitaban el acceso a la comida.

Las tarifas que tenían que cobrar por los servicios de prostitución realizados a los "clientes" también eran establecidas por los proxenetas.

Según fuentes policiales el control que los varones ejercían sobre las mujeres en el club era "absoluto" a través de un sistema de videovigilancia que monitorizaban desde sus teléfonos móviles, además las víctimas eran aleccionadas sobre lo que tenían que decir en caso de inspección por parte de la Policía.

Así, cuando una de las víctimas no soportó más la situación y pretendía abandonar el club fue amenazada y coaccionada por sus proxenetas para que continuara bajo amenazas como denunciarla para ser deportada a su país y quitarle a su hija menor de edad.

Finalmente, tras las detenciones, la Policía Nacional ofreció a las mujeres víctimas identificadas todos los servicios y recursos disponibles de atención y protección especializados, en aras de garantizar su protección y seguridad.

Los detenidos fueron puestos a disposición judicial decretando su libertad con cargos