Diario de León

El consumo de antibióticos se resiente en Castilla y León, aunque aguanta la caída iniciada hace seis años

La Comunidad mejora sus datos en la década del Plan Nacional, aunque sigue instalada en el sexto puesto, y su envejecimiento y los años del Covid lastran los objetivos marcados por Europa

FS

Consumo comunitario de antibióticos en Castilla y León (10cmx8cm)

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AGENCIAS

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El consumo de antibióticos se resiente en Castilla y León, aunque aguanta la tendencia a la baja iniciada hace seis años. El repunte del 7,5 por ciento del último año frena el objetivo de la Consejería de Sanidad de alcanzar una rebaja del 7,3 por ciento en 2025, y también la escalada para llegar al reto marcado por Europa para 2030, el de bajar el consumo humano a un 20 por ciento. Este aumento de 2023 arroja que la Comunidad está teniendo dificultades para converger hacia estos dos objetivos, y tiene sus razones en la fuerte reducción del consumo en los últimos años, en especial en los dos de la pandemia, 2020 y 2021, donde las cifras cayeron a su mínima expresión, y también debido al envejecimiento de la población, con mayor carga de consumo.

La resistencia antimicrobiana ha sido clasificada por la Organización Mundial de la Salud como una de los diez amenazas para la salud pública más importante del momento, ya que los antibióticos están perdiendo eficacia por el mal uso. No en vano provocan unas 25.000 muertes cada año en Europa y, si no se pone freno, en 2050 sumarán más fallecimientos que el cáncer por falta de un tratamiento alternativo. Por ello, esta semana, desde el lunes, 18 de noviembre, Día Europeo para el Uso Prudente de los Antibióticos, se celebrará la Semana Mundial de Concienciación sobre el Uso de los Antibióticos, teniendo en cuenta que la utilización indiscriminada es la principal causa del aumento de la resistencia bacteriana frente a estos medicamentos.

Castilla y León cerró el año pasado consumos de 1,7 millones de envases en el ámbito comunitario, casi 120.000 más que en 2022, cuando fueron 1,59 millones. Es cierto que pese a este repunte, el dato sigue por debajo de los 1,84 millones de 2017, y de los 1,81 de 2018, los dos ejercicios en los que la Comunidad alcanzó su techo. La dispensación para uso sistemático se retrotrae al de 2019, ejercicio en el que Castilla y León anotó 1,72 millones de envases consumidos, cifra que está costando rebajar. Y todo pese a los esfuerzos de una década para cumplir con los objetivos del Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN), que este lunes cumple diez años, y pese a las líneas abiertas para combatir las resistencias desde la salud humana, la salud animal y el medio ambiente, de acuerdo con el concepto ‘One health’ (Una sola salud).

Instalada como sexta

Es cierto que la Comunidad está mejor que en 2014, año en el que el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas pusieron toda la carne en el asador. Los mapas en el sector comunitario que recoge el PRAN consultados por Ical, indican que la Comunidad no ha logrado caer por debajo de la media nacional, y sigue instalada en el sexto puesto por consumo. En aquel año estaba en 26,05 dosis diarias por cada 1.000 habitantes, hoy está en 24.64, mientras que España partió de 25,07 y se encuentra en 22.53.

Las cifras han ido descendiendo, con la única excepción de 2015, cuando en el caso de la Comunidad subieron de 26,1.05 a 27,76 dosis diarias por cada 1.000 habitantes. El indicador se mantuvo en 2016, con 27,74 dosis, y en los cinco siguientes años bajó, con 26,45, en 2017; 26,31 en 2018, y 24.9 en 2019. Los años de la pandemia, fueron los de mayor contracción, con 19,79 y 19,49, en cada caso, lo que provocó el aumento hasta 23.53 en 2022 y las 24,64 dosis de 2023.

Lo mismo ocurrió en España, donde hubo un repunte en 2015, al evolucionar de 25,07 dosis a 26,21, para luego ir bajando de manera paulatina con 25,76 dosis en 2016 y 24,91 en 2017. La cifra fue cayendo, hasta las 24,44 en 2018; las 23,23, en 2019, para marcar un hito en 2020, con 18,16, y en en 2021, con 18,45. En 2022 sumó 21,44, y el año pasado cerró 22,53 dosis diarias por cada 1.000 habitantes, con un ligero repunte, al igual que ocurrió en Castilla y León.

Datos por provincias

Si se analiza la prescripción de envases por áreas de salud, dentro del ámbito de Atención Primaria, se observa un camino muy similar en estos últimos siete años, y en los consumos que se registraron entre 2022 y 203, de 1,59 a 1,7 millones.

En concreto, en la evolución interanual, todas las provincias vieron crecer sus cifras. Los mayores repuntes se observaron en la de El Bierzo, que con un 10,1 por ciento, pasó de 94.389 a 103.973. Por encima del nueve por ciento, se encontró Valladolid Oeste, con un 9,2 por ciento, al pasar de 133.065 a 145.314, y la de Segovia marcó un 9,6 por ciento, al pasar de 84.840 a 93.012. Palencia cerró un repunte del 9,02 por ciento, de 110.277 a 120.235.

Por encima de la media autonómica del 7,5 por ciento, se situó también el Área de Salud Valladolid Este, con un 8,11 por ciento más y un consumo de 168.792 envases en 2023, frente a los156.124 de 2022; así como Salamanca, con un 8,1 por ciento a mayores, ya que pasó de 223.499 a 241.741. Ávila cerró un aumento del 7,9 por ciento, con 118.380 en 2023, frente a los 109.612 de 2022. Las únicas que estuvieron por debajo de la media fueron las áreas de Soria (4,7 por ciento, de 64.702 a 67.769); Burgos (5,6 por ciento, al pasar de 254.237 a 268.624); Zamora (6,26 por ciento, de 121.314 a 128.910), y León (6,3 por ciento, de 238.054 a 253.055).

En la evolución desde 2017, todas arrojaron datos negativos. Las mejores cifras se observaron en Zamora (-12,5 por ciento), Ávila (11,6), El Bierzo (-11,1 por ciento), seguida por Valladolid Oeste (-10,6), y Burgos (-10 por ciento). Salamanca fue la que tuvo más dificultades, con la menor rebaja, del 1,1 por ciento, junto a León (-3,8 por cieno), Segovia (-5,5 por cierto), y Soria (-5,4 por ciento). Valladolid Este anotó una caída del 7,9 por ciento.

En cuanto al impacto económico, el dato interanual subió un 7,6 por ciento, de 11,4 millones a 12,3 en el conjunto de Castilla y León, y cayó un 8,7 por ciento a lo largo de los últimos años, ya que se partía de 13,47 millones. Así, sobre 2022, Ávila creció un once por ciento, con 820.493 euros; Burgos, un 8,7 por ciento, con 1,98 millones; León, un 6,3 por ciento, con 1,87 millones; El Bierzo, un 11,3, con 742.230 euros; Palencia, un seis, con 859.018; Salamanca, un 6,2 por ciento, con 1,79 millones; Segovia, un 10,25, con 637.921; Soria, un 3,99, con 486.028; Valladolid oeste, un 7,8 por ciento, con 1,007 millones; Valladolid Este, un 8,7 por ciento, con 1,16 millones; y Zamora, un 5,32, con 933.226.

En la variación desde 2017, el importe cayó un 15,2 por ciento en Ávila; un 10,2 por ciento en Burgos; el 4,9 por ciento en León, y en el Área de Salud de El Bierzo, un 9,8 por ciento. Palencia registró un descenso del 6,7; Salamanca, del 5,2; Segovia, del 6,2; Soria, del 12 por ciento, mientras que Valladolid Oeste llegó a un -7,8 por ciento; Valladolid Este, a un -6,7 por ciento, y el Área de Salud de Zamora restó un 16,8 por ciento a su factura.

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