Joaquín Otero y Antonio Silván, políticos y sin embargo, amigos
Cualquiera que hubiera asistido a la reciente comparecencia del consejero de Fomento, Antonio Silván, en las Cortes, podría haber sido testigo del «feeling» que el único leonés del Ejecutivo autonómico tiene con el portavoz de la UPL, Joaquín Otero. Nada más comenzar, el propio Otero dejó claro que ambos son amigos desde hace tiempo y reconoció que le iba a ser difícil plantearle sus quejas y críticas a alguien con quien, fuera del ámbito de Fuensaldaña, tiene tanta confianza. Lo mismo le respondió el responsable de la Junta que, sin olvidar a España y a la propia Castilla y León, manifestó que su objetivo también es el de lograr el mayor beneficio para la provincia de León. Sin embargo, el «feeling» no sirve de nada cuando hablamos de partidos políticos. A lo largo de la comparecencia quedó patente que a Silván le cuesta tanto como a sus compañeros de la Junta concretar plazos y decir claramente sí o no a las cuestiones que afectan a León. Igualmente, Otero no pudo por menos que utilizar la treta de aludir al origen del único consejero leonés para reclamar una mayor atención a algunos de los problemas que arrastra la provincia, entre los que se encuentra el peaje de la León-Astorga o la falta de adicionalidad de los fondos del Plan del Carbón.