| Crónica | A siete días vista |
Y con el acuerdo llegó la calma
Muy criticada ha sido esta semana la aparición ante los medios de comunicación del secretario regional de los socialistas, Ángel Villalba, quien convocó una rueda de prensa para criticar, a su vez, la reciente comparecencia en las Cortes de los diez consejeros de Juan Vicente Herrera. Ni un solo punto positivo le dio el líder de los socialistas castellanos y leoneses al equipo de gobierno de la Junta, cuyos miembros han estado durante casi dos semanas explicando en el castillo de Fuensaldaña el programa de actuaciones que cada departamento pondrá en marcha durante esta legislatura. Ni con los discursos, ni con la documentación, ni con los plazo, ni con las respuestas que se dieron a los portavoces del PSOE. Con nada estaba de acuerdo Villalba, que puntuó con un «insuficiente bajo» a los responsables del Ejecutivo autonómico, de los que dijo haber esperado mucha más concreción. Si embargo, esta semana sí que ha habido algún punto de acuerdo en lo que a las entidades financieras de la comunidad se refiere. Hace sólo unos días PP, PSOE y UPL hicieron público un pacto que se veía venir: una lista única a los órganos de gobierno de la principal entidad de la comunidad. Pero mientras el PP se apresuró a convocar a los medios de comunicación (cuando en principio lo que iba a haber era una reunión interna y discreta) para echarle flores a su presidente, afirmando que la capacidad de diálogo y consenso de Herrera han sido las causas de este acuerdo, -que, por otra parte, parece sentar las bases para lograr el «gran pacto» sobre política financiera lanzado como un guante en su discurso de investidura-, el representante de la UPL, Rodríguez de Francisco, echaba toda la culpa del acuerdo a la simple necesidad de estabilidad que tiene una entidad como Caja España. Por su parte, y una vez que el acuerdo era un secreto a voces, el alcalde de León no tardó ni un segundo en arremeter contra los que en su momento relacionaron el pacto PSOE-UPL en el Ayuntamiento con un posible acuerdo para hacerse con la presidencia de la entidad. Donde no parecía que hubiera acuerdo que solucionara el entuerto era en el Consejo Comarcal del Bierzo. La descomposición de los dos grupos mayoritarios estaba provocando que el órgano de gobierno de la única comarca de la comunidad ofreciera cada día un nuevo capítulo de uno de los mayores culebrones de despropósitos que se han visto en los últimos tiempos. La pregunta era si el Consejo Comarcal del Bierzo, -que ahora se empeña en pedir a la Junta nuevas materias sobre las que actuar que no figuran en el acuerdo alcanzado con el anterior presidente-, podría gobernar la comarca con un PSOE sin mayoría absoluta y un PP dividido en dos facciones totalmente contrapuestas. Sin embargo, parece que las aguas han vuelto a su cauce una vez que «oficialistas» y «críticos» han aprobado la gestión de Fátima López Placer y los tres socialistas que iban a abandonar su grupo para pasar al Grupo Mixto han decidido dar marcha atrás. Bien está lo que bien acaba. Volviendo a la capacidad de diálogo del presidente Herrera, esta semana ha quedado demostrada por partida doble. El anuncio de dimisión de Joaquín Díaz al frente del departamento de Cultura Tradicional de la Fundación Siglo, -última baza de la que podía hacer uso el famoso musicólogo ante el problema de dejadez que vive el proyecto de Museo Etnográfico de Zamora-, provocó la intervención del propio Herrera para tratar de solucionar una situación que se tornaba demasiado polémica. Y lo consiguió. Horas después de hacerlo público, Joaquín Díaz rectificaba en lo de su dimisión y la Junta volvía a dar un impulso a un proyecto, que como otros muchos, parecía olvidado entre despachos.