| Crónica | A siete días vista |
Dudas y cambios de chaqueta
Tras el 14-M, el Gobierno del PP y la oposición socialista han dedicado la semana a digerir los resultados electorales y sus repercusiones en la comunidad
Si hace una semana todavía había quien se preguntaba si iba a producirse el «efecto Zapatero» en León, -y por ende en el resto de España-, hoy, después de todo lo que ha llovido, no sólo nadie se atreve a dudar de que tal fenómeno existió, sino que algunos hasta se apuntan a la celebración aunque para ello primero tengan que buscar la sede del PSOE en el callejero. Incluso el propio Partido Popular de Castilla y León, que durante tanto tiempo pasó por alto el dichoso impacto ZP, habla ahora de «efecto paisanaje» en el caso de León. O al menos ésa y no otra es la explicación que el secretario regional de los populares castellanos y leoneses, Alfonso Fernández Mañueco, ofreció estos días del vuelco electoral que le ha dado el PSOE en la provincia leonesa. Ni programa electoral que valga, ni reconocimiento de los errores cometidos en la provincia ni, mucho menos, de los posibles «efectos colaterales» que la crisis interna del partido haya podido provocar en los votantes leoneses. Y es que el PP de Castilla y León, cuya Comisión Permanente se reunió esta semana para analizar los malogrados resultados electorales, reconoce la derrota a nivel nacional pero no los posibles errores cometidos a lo largo de estos cuatro años. En su opinión, lo que ha habido, -y sobre todo en Castilla y León-, ha sido una mejor absorción del «voto emotivo» por parte del PSOE. Además, mientras que el PP se ha mantenido más o menos en su sitio en todas las provincias, los partidos minoritarios, como UPL o la propia IU, se han llevado la peor parte. Ésa fue la explicación de la directiva regional, aunque en el caso de León los populares más críticos denuncian otros motivos para el descalabro electoral que, por cierto, ha convertido a la provincia leonesa en el único reducto no «azul» en todo el mapa del noroeste español. Y mientras se busca una explicación al nuevo panorama político, la gran duda es cómo será para Castilla y León la convivencia de un ejecutivo autonómico popular y una Administración central socialista. ¿Cómo será la interlocución de Herrera, al que siempre se le ha criticado por su escaso talante reivindicativo ante Madrid, con el futuro presidente Zapatero? ¿Y cómo será la relación con la oposición socialista en la propia comunidad? Hay que tener en cuenta que si bien el PSOE no ha logrado arrebatar al PP su feudo en la mayor parte del territorio autonómico, sí ha aumentado el número de votos en las nueve provincias, alcanzando la mayor cota de su historia y el porcentaje más alto desde el 82. El debate más morboso Por lo pronto, las Cortes de Castilla y León han aceptado, por primera vez, una interpelación de la oposición dirigida al presidente del Ejecutivo autonómico. En concreto, se trata de una iniciativa parlamentaria sobre la inminente pérdida de los fondos europeos que, en teoría, tendría que ser contestada por el propio Juan Vicente Herrera, aunque todo hace prever que finalmente nos quedaremos sin el «cara a cara» más morboso entre Villalba y Herrera.