El 11-M marcó un antes y un después en este tipo de voluntariado

La respuesta de los donantes de sangre tras los atentados de Madrid del 11 de marzo fue «ejemplar», ya que se alcanzó la cifra de 16.000 donaciones en veinticuatro horas, cuando lo habitual es una media de 4.500. Así lo subrayó ayer el presidente de la Federación Española de Donantes de Sangre, Martín Manceñido, quien presentó en Valladolid los resultados de la campaña de 2003. El «impacto emocional» que causaron los atentados hizo que durante varios días se mantuviera el elevado flujo de donantes, agregó Manceñido, quien consideró que el 11-M marcó un «antes y un después en el mundo del voluntariado». A pesar de lo «positivo de esta riada de generosidad», el presidente de la Federación nacional subrayó que este tipo de respuestas tienen una incidencia relativa en la donación, que requiere de constancia y de buscar a los potenciales donantes regulares. Aportación de la comunidad Manceñido recordó además que el plasma y la sangre que cubrió las primeras necesidades de los heridos en el atentado procedía de las reservas de Madrid y de la aportación de varias comunidades autónomas limítrofes, entre ellas Castilla y León, cuyo Centro de Hemoterapia y Hemodonación fue uno de los primeros en hacer llegar un aporte de plasma. «La sangre tiene que esperar al enfermo o al accidentado, no al revés», argumentó el presidente de los donantes, quien destacó el interés de la organización en aumentar el número de donantes habituales.