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Publicado por
León

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El recuerdo de los campos de concentración creados por Hitler en la Alemania nazi tiene una clara relación con los que se desarrollaron en España durante la Guerra Civil y algunos años de la dictadura franquista. Algunos historiadores certifican que los campos alemanes tuvieron como inspiración a los españoles aunque esta idea no la comparte Javier Rodrigo quien asegura que los de España «no responden a la lógica de los campos de exterminio». Un lazo de unión claro es que en San Pedro de Cardeña había una delegación de la Gestapo. Su función no está muy clara. «Estaban allí para realizar trabajos de identificación de los prisioneros alemanes y austríacos», informa el historiador, quien añade que también eran testigos de los experimentos psicoclínicos para identificar el gen del marxismo. «Estúpidos mentales» Con estos experimentos determinaron varias conclusiones. La primera era que los marxistas eran «estúpidos mentales» y la segunda que el marxismo se propagaba por el ambiente. La humillación era una constante y se realizaba para tratar de «reeducar» a los prisioneros, que eran obligados a cantar el «Cara al sol» y a practicar el saludo fascista. «Se quería reducir y transformar la identidad de los republicanos», asegura Rodrigo. Esta reeducación la realizaban también los curas de los campos, que trataban de inculcar la ideología del régimen con continuas amenazas y charlas sobre la artillería del franquismo. En este sentido, Padín recuerda algo que le dijo un cura vasco: «Del árbol caído hay que hacer astillas, quemarlo y extender las cenizas para purificarlo y que no quede ni un retoño de los vascos». «Ahí nos dimos cuenta de lo que nos esperaba», añade.

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