En política todo vale y nunca pasa nada

En política todo vale si de lo que se trata es de alcanzar una mayor porción, por pequeña que sea, de poder. Además, se haga lo que se haga, nunca pasa nada. Aquí paz, y después gloria. Es el caso de los ocultados, luego negados y después publicados pactos políticos sobre Caja España y, por otro lado, el Ayuntamiento de León, que la semana pasada han hecho saltar por los aires el termómetro que mide el grado de locura política de esta comunidad. Pero como no pasa nada, lo único que cabe preguntarse es a qué otros papeles y pruebas se ha estado refiriendo en los dos últimos meses Rodríguez de Francisco, qué es lo que queda por descubrirse en la política leonesa y si para entonces conservaremos alguna capacidad de mostrar sorpresa. Cambiando de tema, el pasado jueves fue el día en el que se escenificó el reparto de poder que ya en el mes de octubre decidiera el presidente Herrera, creándose las Comisiones Delegadas de Desarrollo Rural, que estará presidida por Maria Jesús Ruiz, y la Comisión Delegada de Asuntos Económicos, encabezada por Tomás Villanueva. La Comisión Delegada, prevista en la Ley de Gobierno, es el máximo órgano de deliberación del Ejecutivo autonómico por detrás del propio Consejo de Gobierno, con lo que el organigrama se complica. En cuanto a la actividad parlamentaria, se reinicia hoy martes con la celebración del primer pleno ordinario del año, que sin duda estará protagonizado por la declaración contra del Plan Ibarretxe, que de antemano ya cuenta con el consenso de todos los grupos, incluido el Mixto. Más vale tarde que nunca, que dirían algunos. La idea era aprobar esta resolución en el pleno extraordinario del próximo 25 de febrero, con el que se conmemora el 22 aniversario del Estatuto. De este modo, también se llenaba de contenido una sesión que suele pasar sin pena ni gloria a la historia parlamentaria. Sin embargo, la celebración el pasado día 1 del debate en el Congreso de los Diputados, -en el que por cierto Rodríguez Zapatero se mostró más leonés que nunca-, hizo replantearse esta decisión por aquello de no alejar aún más en el tiempo el posicionamiento de Castilla y León.