El aire de la comunidad es de «buena calidad», según Medio Ambiente

El aire que se respiró durante el año pasado en la comunidad no sobrepasó en ningún momento los niveles de alerta por contaminación mientras que sólo en la provincia de Valladolid se superó el nivel de información por concentración de ozono en ocho ocasiones. Según estos datos, recogidos en el Informe sobre Calidad del Aire en el 2004 presentado ayer por el consejero de Medio Ambiente, Carlos Fernández Carriedo, la calidad del aire de Castilla y León fue buena e incluso mejor que el año anterior, cuando se registraron 30 episodios de superación del nivel de información en toda la comunidad. La concentración de ozono y de partículas son los dos grandes contaminantes del aire de Castilla y León. Para medir su presencia en la atmósfera, así como la del resto de elementos a los que obliga la legislación vigente, en la comunidad existen 67 estaciones de control (27 publicas y 30 de carácter privado), situadas en las capitales de provincia, los grandes municipios y en empresas especialmente contaminantes como la central térmica de Compostilla o la de La Robla. Como gran novedad y ante el progresivo endurecimiento de la normativa europea, la Consejería de Medio Ambiente tiene previsto poner en marcha a lo largo de este año un sistema de información que permita conocer la concentración media de contaminantes durante cada hora. Actualmente, la información que se obtiene es la media diaria de contaminación atmósférica, que tras validarse se facilita 24 horas después. Además, Fernández Carriedo señaló que se prevé una reducción de los actuales límites de contaminación, tanto en el nivel de información como de alerta, permitidos en la UE. Planes locales de actuación Por todo ello, la Consejería de Medio Ambiente no descarta la necesidad de tener que elaborar planes de actuación de carácter local en cada una de las capitales de provincia y grandes municipios. Gracias a las estaciones de medición existentes, la Junta informa rápidamente de cualquier incidencia a los ayuntamientos (salvo en el caso de Valladolid, que es al revés), y estos se encargan de advertir a la población en general. Según explicó Fernández Carriedo, los planes de actuación local se pondrían en marcha en el caso de que una determinada zona sobrepasara repetidamente los límites establecidos o bien en un momento puntual. Entre las medidas que incluirían está la de limitar los niveles máximos de calefacción e incluso la excesiva circulación de vehículos. Mientras que el pasado año 2004 la comunidad no superó en ningún momento el nivel de alerta por ozono, fijado en 240 microgramos por metro cúbido de aire, la contaminación por partículas también se mantuvo dentro de los límites establecidos (44 microgramos por metro cúbico), salvo de nuevo en la provincia de Valladolid, donde la media anual se situó entre los 31 y los 53 microgramos. En el caso de León, este valor medio fue de 41-42, por debajo del límite; en Ponferrada se situó entre 24 y 37 microgramos y en La Robla fue de 38 microgramos. Protocolo de Kioto Avanzar en este sentido es uno de los objetivos del propio Protocolo de Kioto que, según recordó Fernández Carriedo, a partir del año 2008 controlará y limitará no sólo la emisión de CO2 a la atmósfera de determinados sectores industriales sino la llamada «emisión difuda», que es toda aquella que generan los ciudadanos en el transcurso de su vida diaria.