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| Reportaje | La elección más segura |

O conduces, o bebes

GTT y la Universidad de Valladolid desarrollan un sistema, denominado alcolock, que no permite conducir el vehículo si se ha bebido más de la cuenta

Publicado por
J. Luis Álvarez - valladolid
León

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A no tardar mucho tiempo, todos los conductores de mercancías peligrosas y de vehículos de pasajeros deberán someterse a una prueba de la alcoholemia si quieren poner en marcha su vehículo. Esto es ya una realidad, desarrollada en España por el Grupo Tecnología del Tráfico y el departamento de Toxicología de la Facultad de Medicina de Valladolid. Su nombre es comercial es alcolock, aunque es conocido como etilómetro de interrupción de encendido. Forma parte de una prueba de la Comisión Europea, en la que participan Alemania, Noruega, Bélgica, España y Holanda, para garantizar la seguridad en los vehículos de transporte de mercancías peligrosas o pasajeros. A simple vista parece un alcoholímetro de aire espirado de los utilizados por los agentes de tráfico. Sin embargo, el sistema es más complejo. «No es para que la gente deje de beber, sino para no conducir bebido», según explica Leopoldo Bermúdez, director de Organización de GTT. Cada vez que el conductor se pone al volante tiene que soplar en el aparato. Si no supera el mínimo permitido, el vehículo puede ponerse en marcha. En caso contrario, un sistema electrónico anula el contacto. Francisco Bermúdez, consejero delegado de la firma, indicó que, como si de un tacógrafo se tratara, el aparato graba la hora y el grado de alcoholemia del conductor, si da positivo o negativo. En caso de que el vehículo se cale no es necesario que el conductor vuelva a someterse a la prueba. Ya en ruta Para realizar el estudio, GTT y la Universidad de Valladolid trataron de contactar con empresas de transporte por carretera. Tan sólo La Regional V. S. A., que cubre diversas líneas desde la capital pucelana, se ofreció llevar los 15 etilómetros de interrupción de encendido. Según Leopoldo Bermúdez, el estudio se completa con una encuesta entre los conductores y los viajeros, «que muestran su satisfacción por saberse más seguros». Estos aparatos, cuyo precio ronda los 600 euros -como la sanción mínima por alcoholemia-, son ya utilizados por las autoridades judiciales de EEUU, Suecia y Australia para devolver el carné a los conductores profesionales que han sido sancionados por conducir ebrios. De esta manera, tras pagar una sanción correspondiente, en lugar de retirarles el carné, les mantienen el permiso pero conducen bajo el control de estos etilómetros.

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