La comunidad supera ya la cifra de 110.000 inmigrantes, según el CES

La población inmigrante en la provincia de Segovia supera la media nacional (8,5%) y en términos relativos está llegando en un alto porcentaje a Soria, lo que puede ser un motivo de esperanza para esta provincia, según un informe del profesor del Departamento de Geografía de la Universidad de Valladolid José María Delgado Urrecho encargado por el Consejo Económico y Social (CES) de Castilla y León. Bajo el título La inmigración en Castilla y León tras los procesos de regularización: aspectos poblacionales y jurídicos , el estudio servirá para la elaboración de un informe a iniciativa propia del Consejo, según anunció el presidente de esta entidad, José Luis Díez Hoces, durante la sesión plenaria celebrada ayer. Entre los datos que se desprende de este informe destaca que la provincia de Segovia supera o se encuentra en un baremo muy similar al 9% de media de población inmigrante en España, mientras que hay zonas en las que se nota una importante presencia inmigrante como las sierras segoviana y abulense o la zona de Tierra de Pinares. La inmigración, sobre todo de ciudadanos del Este de Europa y de Marruecos, está llegando en gran medida a Segovia, Burgos y Valladolid en términos absolutos, pero en relativos también llegan a Soria, sobre todo ciudadanos marroquíes, algo que puede suponer una posibilidad de futuro para esta provincia. Esta población, según indicó Urrecho, está sufriendo un cambio en la localización, ya que aunque en principio las capitales suelen tener un mayor número de inmigrantes, no siempre coincide, puesto que un tercio de estas personas viven en el medio rural y no sólo en los centros comarcales de servicios, sino también en una importante medida en núcleos de población de menos de 2.000 habitantes. De esta forma, se producen en muchas ocasiones reaperturas de colegios o se evita su cierre, un síntoma de la llegada de esta población a estas localidades. Esta instalación en estos municipios se debe en muchas ocasiones a que quienes se instalan es porque no pueden trabajar en otro lugar sin papeles que, cuando se obtienen, permiten que los inmigrantes den el salto a la ciudad, pero el «boca a boca» permite que sigan llegando inmigrantes a estos pueblos. Cambio de tendencia De esta forma, entre los años 1999 y 2004 se ha partido de una situación de concentración en las capitales a una extensión a zonas de la región como Tierra de Pinares, el Valle del Duero o las Merindades, pero no es así en la zona occidental de la comunidad, donde hay un problema de generación de empleo importante, incluso los portugueses que acudían a trabajar en estas poblaciones han disminuido su número. De acuerdo con este estudio, Castilla y León ve una inversión en su pirámide de población, debido a que en los últimos años el fenómeno de la inmigración ha provocado un aumento de sus habitantes, pero lo ha hecho después que en todo el territorio nacional, aunque al mismo ritmo.