Diario de León

| Reportaje | Leoneses en Argentina |

Con morriña, pero no frustrados

La última reforma puede aumentar el número de 11.000 leoneses que votan desde Argentina, de un colectivo de 18.000. En el conjunto de Castilla y León el número de votantes es de 25.000

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Fernando Aller - enviado especial | buenos aires
León

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Integrados en Argentina y agradecidos a este país que los acogió con cariño y generosidad cuando las cosas en España resultaban más difíciles. Son 18.000 leoneses, emigrantes o hijos de aquella diáspora económica y social que mantienen la nacionalidad española. Dos de cada tres ejercen su derecho al voto (unos once mil en las pasadas elecciones municipales y autonómicas, en el conjunto de la comunidad esta cifra se eleva hasta los 25.000), a pesar de que la mayoría está convencidos de que únicamente regresarán de visita. Delfín González Abad es uno de estos leoneses que un día, hace 55 años, emigró a Buenos Aires. Realizó el viaje con sus padres, cuando contaba ocho de edad. En su DNI figura Fabero como lugar de nacimiento. De esta localidad berciana era su madre y de Orense el padre. Las cosas le han ido bastante bien. Cursó estudios de Derecho y ejerce actualmente la abogacía. Es vocal de la Junta directiva de la Casa Región Leonesa en Buenos Aires, el lugar elegido precisamente por el presidente Herrera para el encuentro que mantuvo con los representantes de las 14 casas regionales que conforman la Federación de Castilla y León. Siempre ha votado en las elecciones. Pero advierte que esto no es un signo de descontento con Argentina. Ni mucho menos. Realza que es compatible su integración en Argentina con el amor y el recuerdo de España. «No tengo ninguna queja, me he desarrollado plenamente aquí, estoy agradecido a Argentina porque me ha dado todo lo que soy, pero, no cabe duda, la morriña pica. La morriña no es frustración». Son sus palabras emocionadas, un mensaje que resume el pensamiento de la mayoría de los leoneses con los que hemos podido hablar estos días en Buenos Aires. La Ley permite el voto de los españoles emigrantes y de sus hijos nacidos fuera de España, beneficiados de la doble nacionalidad. Desde hace dos años, también tienen la nacionalidad española la tercera generación, los nietos de aquellos emigrantes que un día dejaron España siempre que los padres de la criatura así lo hagan constar antes de que el hijo cumpla los siete años de edad. Casa de la región leonesa El Centro Región Leonesa se fundó a finales del siglo XIX. El edificio actual tiene 125 años y acoge a unos 3.000 socios que pagan la correspondiente cuota. Además reciben algunas ayuda y subvenciones. El centro cumple una labor social importante. Además de ser centro de reunión, también la aportación de los socios sirve en ocasiones para ayudar a compatriotas, en casos de indigencia. Esta tarea ha sido fundamental a lo largo de la historia y ha funcionado la casa como lugar de referencia y de acogida de las personas que llegaban de España, con frecuenta sin medios de supervivencia. Delfín está casado con Amalia Martínez del Cabo, quien a su vez es secretaria del Centro Maragato del Val de San Lorenzo en Buenos Aires. Desempeña también la protosecretaría de la Federación Regional. Los emigrantes del Val de San Lorenzo fueron los únicos emigrantes de una pequeña población y no de una provincia, que en su día constituyeron una casa regional propia, en al año 1924, con 500 inscritos. Después se ampliaría con la incorporación de otros maragatos. Hoy hay 800 asociados. Amalia nació en Buenos Aires, hija de una pareja de maragatos que emigraron a Argentina en los años 1910 y 1925. Primero lo hizo el padre y quince años después la madre. Es doctora en Económicas y tiene dos hermanos (una hermana fallecida) que también cursaron estudios universitarios. La industria textil les ha permitido desarrollarse. Durante la guerra civil, la madre de Amalia enviaba ropa al Val de San Lorenzo, que se repartía a través de Cruz Roja. Recuerda Amalia que los «monos» de trabajo iban envueltos en un paño que a su vez tenía el tamaño de una sábana, que obviamente también se aprovechaba. Bernardo Mallo Rabanal y su hermano Antonio nacieron en Castro de la Lomba (Murias de Paredes). El primero viajó a Argentina hace 51 años con un primo. El segundo, hace 55 años, con los padres, ya fallecidos. El primero tiene dos hijos y el segundo, a pesar de no haber vuelto al España, tiene tres hijos. Todos nacionalizados españoles. «Argentina -dicen- nos lo ha dado todo». Bernardo es propietario de una tienda de zapatos (aquí el cuero es riqueza nacional) y Antonio es empleado público y también tiene una actividad industrial privada. «Yo soy un emigrante atípico», dice Bernardo. Soy inmigrante porque no quería estudiar. No se arrepiente de la decisión tomada. Dentro de unas semanas realizará un viaje a España. Su hermano nunca ha vuelto a Murias de Paredes y no sabe cuándo lo hará. Vidas escogidas al azar que hablan por sí mismas de la dureza de un tiempo pasado en León, en España, y de una lucha que, al menos en estos casos, ha resultado gratificante.

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