Madrugón, fiesta y banderas
Hay formas muy diferentes de vivir Villalar. Mientras el presidente de la Junta madruga más de la cuenta, el resto de los «comuneros» apuesta por la fiesta y la reivindicación
Como ya sucediera en 2003 con José Jiménez Lozano, la entrega del Premio Cervantes de nuevo a un castellano y leonés adelantó la visita del presidente de la Junta de Castilla y León a Villalar de los Comuneros hasta una hora un tanto intempestiva para tratarse de una fiesta. Aún así, a las 8.30 horas ya costaba trabajo encontrar aparcamiento en las inmediaciones del municipio vallisoletano y una nutrida comitiva de políticos y periodistas estaba ya presta y dispuesta a empezar un nuevo 23 de abril. Herrera llegó puntual al monolito que marca el lugar donde, en 1521, murieron decapitados los líderes comuneros Bravo, Padilla y Maldonado. Recibido por el presidente de las Cortes, José Manuel Fernández Santiago; el alcalde de la localidad, Félix Calvo Casasola; el delegado del Gobierno en la comunidad, Miguel Alejo; el vicepresidente segundo y consejero de Economía, Tomás Villanueva, y el consejero de Agricultura, José Valín, entre otras autoridades, se dirigió a la Casa de Cultura de la villa junto con una comitiva en la que también se encontraba la vicepresidenta de las Cortes, Carmen Luis Heras, y el portavoz del Grupo Popular en las Cortes, José Antonio de Santiago Juárez, encabezando una delegación de procuradores populares junto con otros cargos del Gobierno autonómico. El jefe del Ejecutivo visitó durante media hora la exposición Luz en el aire. Sobre el cine en Castilla y León , que recorre algunos de los lugares de Castilla y León que han servido de escenario para diversas películas y compartió un pequeño desayuno con la comitiva antes de salir hacia Alcalá de Henares, donde asistió a la entrega del Premio Cervantes al poeta leonés Antonio Gamoneda. Banderas a 5 euros Poco a poco fue avanzando la mañana, conforme subía la temperatura y también la afluencia de ciudadanos a Villalar. Así, si a las 10.00 horas ya había medio millar de vehículos apostados en el municipio y más de 1.700 personas, según datos de la Delegación del Gobierno, a las 14.00 horas eran 22.000 los castellanos y leoneses reunidos en la localidad vallisoletana, con más de 6.200 vehículos y 24 autobuses. El espíritu comunero tomó Villalar, inundado de banderines, banderas y pañuelos, y teñido de color morado, no sólo por el emblema de algunas formaciones políticas, como Tierra Comunera -premio a la bandera mas grande, con 50 metros de tela- e Izquierda Castellana, ni por el color que distingue a las banderas republicanas, que se vendían a cinco o seis euros en los puestos de la campa. También contribuyó a teñir la fiesta de morado el reciente ascenso del Real Valladolid a Primera División, que impulsó a muchos aficionados a combinar la fiesta de la comunidad con el furor futbolístico. Por lo demás, la jornada transcurrió tranquila y sin incidentes.