El crecimiento de la comunidad hasta el 2025 se situará en el 12%, con 2,8 millones de habitantes
Una proyección demográfica del CES incluida en su Informe Anual sobre la Situación Económica y Social de Castilla y León en el 2006 plantea como el escenario más positivo de evolución de la población en la Comunidad desde el 2005 hasta el 2025 en un crecimiento del 12 por ciento, hasta los 2,81 millones de habitantes, lo que situaría el índice de envejecimiento en 1,2 mayores por cada joven. El Consejo afirma que para lograr estas cifras el promedio de nuevos residentes debería situarse en la comunidad en las 15.000 personas, frente a las 12.171 registradas en el 2005. El documento, aprobado ayer por el pleno del órgano consultivo, analiza cuatro posibles opciones de evolución del número de habitantes de la Comunidad, basadas en variaciones en la fecundidad y flujos migratorios, con una mortalidad semejante. El CES presenta cuatro posibles «futuros» con aumentos de la población, relacionando escenarios con tasas de natalidad de 1,6 o 2,1 hijos por mujer, y saldos migratorios con crecimientos estables del 6,8 y 8,6 por mil. En este contexto, en la opción más negativa (tasa de natalidad en 1,6 hijos y un aumento de los saldos migratorios del 6,8 por mil) se llegaría al 2025 con 2,67 millones de habitantes, con un crecimiento del 6,4 por ciento, y un índice de envejecimiento de 1,4 mayores por cada joven. El CES sitúa una segunda proyección en los 2,73 millones de habitantes al final del periodo, y una tercera, en los 2,74 millones. En este contexto, el CES advierte de que estos escenarios positivos se encuentran «a expensas del mantenimiento de flujos migratorios cuanto menos semejantes en términos relativos a los actuales e implicando siempre su incremento en cifras absolutas». Asimismo, el órgano reconoce que a esto se suma la ausencia de escenarios que impliquen una fecundidad estable o incluso descendente, por lo que entiende que sus previsiones son «optimistas». Escenario sin migraciones «Castilla y León tiene la necesidad ineludible de mantener unos saldos migratorios suficientes para compensar las pérdidas de población que seguirán produciéndose en la Comunidad, al menos en las próximas dos décadas, con independencia de la mayor o menor recuperación del crecimiento natural», resume, para recordar que en el plazo de diez años las defunciones aumentarán.