La Junta considera escasa la incidencia del topillo en el viñedo

El portavoz de la Junta, José Antonio de Santiago-Juárez, cifró ayer en 220.000 las hectáreas de cultivo afectadas por la plaga de topillos y aseguró que la mayor parte son de cereal, con «muy poco daño» registrado en los viñedos. De Santiago-Juárez precisó, al respecto, que en la zona de Toro la afección de los roedores se sitúa en torno al 1,5 por ciento de la producción, y en Rueda, no llega al dos por ciento. Además, remarcó que el Ejecutivo autonómico ya ha recibido 6.000 solicitudes de indemnización por parte de los agricultores, tras la ampliación del periodo para su presentación. El portavoz del Ejecutivo autonómico aseguró, en este contexto, que la plaga constituye «un problema agrario, no de salud pública», y recordó que únicamente se han detectado 26 casos de tularemia en la comunidad, de los que solamente tres están relacionados con los topillos. Además, concretó que los laboratorios de Agricultura han analizado 300 roedores vivos y sólo uno de ellos dio positivo por tularemia. En este sentido, denunció que los datos ofrecidos por Asaja, que cifra en más de 100 los casos de tularemia en la comunidad, se corresponden con las solicitudes de diagnóstico de los servicios de salud, no con positivos. «Ante cualquier sospecha se hacen pruebas», dijo, para recordar también que ésta enfermedad es «benigna» y se puede afrontar con antibióticos convencionales. «No podemos hacer de un problema agrario uno de salud pública», insistió. Asaja ataca a Clemente Por su parte, la organización agraria Asaja acusó a la consejera de Agricultura y Ganadería de la Junta de Castilla y León, Silvia Clemente, de atreverse a opinar sobre la incidencia de la tularemia en la comunidad autónoma sin saber de lo que habla. En una carta abierta remitida a la consejera, el secretario regional de la asociación, José Antonio Turrado, afirmó que el análisis realizado por el Gobierno autonómico sobre sus propias encuestas epidemiológicas parece más propio de «conclusiones de tertulia de taberna que del resultado de investigación de la comunidad científica». Turrado fundamenta su postura en que de los datos facilitados por el Ejecutivo de Herrera tan sólo tres de los veintiséis casos reconocidos se los atribuyen a topillos, mientras que de la mitad de ellos «no tienen ni indicios de cómo han contraído la enfermedad» y el resto ha sido afectado por «pasear por el campo, recoger paja o forraje, estar en contacto con animales, manipular cangrejos, o manipular liebres». Para Asaja la fuente de contagio son «sobre todo los topillos» que «están contaminando de Francisela tularensis el aire que respiramos, los alimentos que comemos y el agua que nos bebemos o en la que nos bañamos».