Estrategia para profundizar en las exigencias de calidad de vida
La segunda estrategia pretende profundizar en las exigencias de calidad de vida y para ello refuerza las garantías de que los proyectos que se presentan con servicios, espacios libres y equipamientos se lleven a la práctica de forma efectiva y establece como criterio inexcusable la dotación de servicios adecuados a la hora de clasificar un suelo como urbano hasta el punto de que se puede llegar a perder esta condición si los servicios se deterioran o dejan de ser suficientes. Dentro de esta estrategia figura también la elevación a rango legal de la exigencia de que los sectores urbanizables tengan contigüidad con suelo urbano o urbanizable. Respecto a las densidades, abre la posibilidad de rebajar los parámetros y respecto al suelo urbano no consolidado sostiene que se podrán mantener las densidades preexistentes que excedan los límites fijados, siempre que se trate de actuaciones de reforma que tengan como objeto la mejora de las condiciones de habitabilidad, la obtención de suelo para dotaciones, la descongestión urbana o la rehabilitación del patrimonio. El tercer grupo de medidas van dirigidas a mejorar la transparencia administrativa «para disipar el halo de oscuridad que recubre la actividad urbanística. Entre ellas figura, la obligatoriedad de dar publicidad telemática a todo el procedimiento urbanístico e incluso las diputaciones deberán hacerlo cuando los ayuntamientos no tengan capacidad, la ampliación de los plazos de información pública y la unificación de publicaciones oficiales. La cuarta estrategia tiene como objetivo mejorar los mecanismos de coordinación administrativa. Entre las medidas que se incluyen en este apartado figura la posibilidad de clasificar como «sistema general adscrito al suelo urbanizable»terrenos que en principio serían rústicos.