| Reportaje | Caravana de mujeres |
Riofrío busca esposas
Los 40 mozos solteros del pueblo zamorano dan la bienvenida a una caravana de 55 mujeres procedente de la capital de España
Nerviosos, expectantes, algunos con sus mejores galas y todos mirando al cielo en busca de una tregua. La lluvia no perdonó a Riofrío de Aliste, pero las verdaderas protagonistas del día en esta localidad zamorana fueron las cincuenta y cinco mujeres que llegaron desde Madrid a pasar una jornada «conociendo gente y lo que surja». Dos meses llevaban preparando los mozos solteros del pueblo la bienvenida a esta caravana de mujeres. El tiempo fue lo único que no pudieron controlar, pero lo demás estaba programado al dedillo. Recibimiento por todo lo alto, aperitivo en el bar, una buena comida y paseo posterior para conocer el pueblo y a sus cuarenta solteros, con edades comprendidas entre los 25 y 50 años y que, hartos de estar solos, decidieron embarcarse en esta aventura. «A falta de pan, hay que coger y hacer una caravana», consideró Juan, uno de los organizadores. Antes de que llegaran, confesaba sus nervios. «Yo no he vuelto a pegar ojo, llevo cinco días sin dormir, dándole vueltas a la cabeza. Estoy temblando esperando a las chicas». Uno de los más elegantes era Gregorio. Con traje, corbata, flor en el ojal y aparentemente tranquilo llegaba a la plaza para esperar a la caravana, dispuesto a echarse novia este mismo día. «Yo le puedo ofrecer mucho amor y mucho cariño, porque como vaya buscando la cartera, va mal, están en números rojos», bromeaba. Sobre sus preferencias, «sólo que sea buena y cariñosa». Hora y media de retraso Ellas se hicieron de rogar y tardaron más de hora y media sobre el horario previsto. Pero no importó, el entusiasmo del recibimiento fue el mismo. Flauta y tamboril a las puertas del autobús, cohetes y bengalas, presentación de los solteros y el resto de vecinos del pueblo volcados en la bienvenida de la misma manera. Las mujeres de Riofrío, lejos de estar celosas, se alegraban de la iniciativa. «Me parece muy bien, porque aquí hay mucho soltero y si se puede tener pareja a consecuencia de esto, estupendo», comentaba Rocío, una sevillana que llegó al pueblo hace más de diez años por amor. Considera Riofrío un lugar ideal para vivir. «Yo estoy muy bien, es un pueblo muy sano». El tener que quedarse en el pueblo si se encuentra pareja es lo que peor llevan algunas de las mujeres que formaban parte de la caravana. «Tendría que pensármelo, la verdad», confesaba Mary, quien, nada más bajar del autobús recalcó que ella había llegado «sobre todo para conocer a gente y tener amistades».