Más de 200 personas exigen el cierre de la central de Garoña en el 2009

Un grupo formado por más de 200 personas participaron ayer en la marcha contra la central nuclear de Garoña (Burgos), convocada por Ecologistas en Acción. Acompañados con pancartas con el lema «Garoña, la central de las mil y una grietas», los manifestantes buscaron llamar la atención de la población y de los dirigentes para exigir su cierre inmediato. La central nuclear, situada en el noreste de la provincia de Burgos, es la más antigua de las españolas, ya que cumplirá 38 años en el 2009. «Esa fecha es clave para el futuro de la central ya que el Consejo de Seguridad Nuclear y el Gobierno decidirán la continuidad o el apagado de Garoña», apuntó Francisco Castejón, portavoz de «Campañas antinucleares» de Ecologistas en Acción». Aunque aún queda un año para el posible cierre de la central, desde esta asociación se muestran confiados en que se pueda conseguir su objetivo. «Creemos que el gobierno está dividido ya que hay personas más sensatas que apuestan por su cierre, pero al mismo tiempo hay quienes sólo buscan los beneficios económicos que esta central aporta», remarcó Castejón. Desde la organización de la Marcha contra Garoña, se apuntó que la decisión que tome el Gobierno el próximo año sobre el cierre o la continuidad de la central, «servirá para valorar la política de los socialistas en materia de centrales nucleares». Francisco Castejón expresó su deseo de que ésta sea la última marcha contra la central. «Lo más sensato es que no se continué invirtiendo dinero y se proceda a su cierre», apuntó. Problemas Según Ecologistas en Acción, «en los últimos años se han producido demasiados incidentes en los parques nucleares españoles con peligro para la sociedad». Santa María de Garoña ha sufrido en lo que va de año 5 incidentes, entre los que Francisco Castejón destacó el fallo de las baterías de alimentación de emergencia. «Este sistema de alimentación ininterrumpida es clave en caso de accidente», señaló el portavoz. Este incidente ocurrido el pasado 19 de agosto, fue de nivel uno, «lo que demuestra la gravedad del deterioro de esta central y la baja cobertura de seguridad», destacó Carlos Alonso en la lectura del manifiesto público que se leyó a su llegada a las puertas de la central nuclear.