Artistas y de la tierra

La obra «Concienciación» ocupa desde la pasada semana un lugar destacado dentro del edificio de las Cortes de Castilla y León, gracias al convenio que recientemente firmaron la Fundación Villalar y la Escuela de Arte y Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Valladolid. El objetivo de tal acuerdo pasaba por incentivar el trabajo artístico de los jóvenes castellanos y leoneses, apoyando su difusión, algo que se ha conseguido con esta muestra. De esta manera, el Parlamento autonómico cederá, al igual que lo ha hecho en esta ocasión, sus instalaciones y parte de su espacio para exhibir las obras artísticas de los jóvenes creadores de la comunidad. «La iniciativa surge del deseo de abrir las Cortes a todos los colectivos y de ayudar a los jóvenes creadores», explicó el presidente José Manuel Fernández Santiago. El edificio se consolida, además, como un «gran contenedor cultural», puesto que, desde la inauguración de su nueva sede, ha acogido en su seno una representación de las obras de los artistas más representativos de Castilla y León. Ahora, las Cortes dan un paso más y ofrecen esa oportunidad de promoción y reconocimiento a los que se inician en la actividad artística, merecedores de que se les proporcione un reconocimiento social. El acuerdo rubricado contempla también el apoyo económico de diversos proyectos artísticos. De hecho, este convenio ya ha facilitado la puesta en marcha de un taller creativo multidisciplinar, con participación de 45 alumnos, de entre los cuales se ha seleccionado esta instalación artística que, con un transfondo medioambiental, invita a reflexionar sobre la necesidad de una conciencia ecológica global. Los autores de «Concienciación», Óscar Aguado, Jorge Antolín, Miriam Aragón, Yolanda Gutiérrez y Guillermo Sacristán, hablan en ella de la autodestrucción de la ciudad por la contaminación. Para ello, han representado una botella vertiendo su líquido, que simboliza la contaminación, creando el reflejo de unas ventanas de edificios representadas como círculos de vidrio que, a su vez, simbolizan la fragilidad de la ciudad. Se crea así un interesante juego de luces y colores que invita a reflexionar y tomar conciencia de los peligros de la destrucción del medio ambiente, así como de los beneficios del reciclado.