El Gobierno promete mejoras laborales y salariales a la policía

El secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, aseguró ayer que «el Gobierno está decidido a seguir invirtiendo en la policía y en los policías, que merecen mejoras y sin duda las tendrán en sus condiciones de trabajo y en sus retribuciones», según dijo durante el acto de jura de cargos y entrega de títulos de los 2.763 agentes de la nueva promoción de la Escala Básica de la Escuela Nacional de Policía de Ávila. En la puerta del centro, más de medio centenar de personas de los sindicatos policiales recibió a los asistentes al acto y a las autoridades con pancartas en las que se reclamaba la «equiparación salarial» con los cuerpos policiales autonómicos y con banderas con el lema «Policía en conflicto». En este acto, juraron su la mitad de los integrantes de la nueva promoción. La segunda más numerosa de la historia, un total de 2.763 agentes de los cuales 2.283 son hombres y 390, mujeres. En su discurso, el secretario de Estado de Seguridad destacó que la mejor manera de fortalecer al Estado es «fortalecer al Cuerpo Nacional de Policía, que ha apostado firmemente por la modernidad y por la excelencia, se ha fortalecido con más policías, con más medios y con mejores planes operativos». El responsable nacional de Seguridad también recalcó que la Policía Nacional «se ha adaptado a los nuevos tiempos sin renunciar a los valores de siempre» con «éxito». En este sentido, abogó por mejorar la formación, la eficiencia en el uso de recursos y la calidad en la atención a los ciudadanos en los próximos años. «El Gobierno está decidido a seguir invirtiendo en la Policía y en los policías, que merecen mejoras y sin duda las tendrán en sus condiciones de trabajo y en sus retribuciones», añadió Camacho. «Noble, dura y apasionante» Durante su intervención, Camacho recordó a los nuevos agentes que han elegido «una de las profesiones más nobles, duras y apasionantes, que exige esfuerzo» para luchar contra la delincuencia organizada, contra las mafias dedicadas al tráfico ilegal de personas, la pornografía infantil y el terrorismo, al que definió como «la gran amenaza».