Diario de León

| Reportaje | Aquellas almenas |

Entre la nostalgia y la crisis

El 26 cumpleaños del Estatuto de Autonomía se convierte en un homenaje a la Diputación de Valladolid y a Fuensaldaña, sede de las Cortes autonómicas hasta el otoño del año 2007

Fernández Santiago, el presidente de la Diputación de Valladolid, el alcalde de Fuensaldaña y Herrer

Fernández Santiago, el presidente de la Diputación de Valladolid, el alcalde de Fuensaldaña y Herrer

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ical | valladolid

El pueblo de Fuensaldaña y la Diputación de Valladolid, cuya generosidad como institución facilitó el asentamiento de las Cortes en esta provincia en los primeros balbuceos de la autonomía, recibieron ayer todos los honores de la sociedad de Castilla y León y se convirtieron en protagonistas del XXVI aniversario del Estatuto de Autonomía, en el acto en el que sus representantes recibieron la Medalla de Oro del Parlamento autonómico. La Diputación de Valladolid, además, recibió el contrato como propietaria de la fortaleza que albergaron a sus señorías en estos años de autogobierno de la historia en que Castilla y León se ha fraguado como autonomía.

«Dicen que el agradecimiento es la memoria del corazón», pronunció el presidente de las Cortes, José Manuel Fernández Santiago. Y la frase se convirtió en reconocimiento de los representantes de los distintos estamentos de la sociedad al municipio de Fuensaldaña. Pero también a la Diputación de Valladolid, cuyo presidente, Ramiro Ruiz Medrano, abogó por que el municipio y su fortaleza permanezcan como seña de identidad y referencia autonómica. Así el castillo de Fuensaldaña, sus estrechos pasillos, sus salas de piedra, sus almenas, estuvo en el recuerdo y la nostalgia de los presentes.

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