La «cura» de San Pedro de Montes

La Consejería de Cultura y Turismo ha finalizado la restauración de la iglesia del monasterio de San Pedro de Montes, situada en la localidad ponferradina de Montes de Valdueza. La inversión de 324.000 euros ejecutada por la Junta de Castilla y León ha permitido llevar a cabo importantes mejoras de cara a la conservación y protección de esta joya patrimonial, centradas principalmente en la cubierta y en las fachadas norte, sur y oeste de la iglesia.

Esta última intervención se suma a otras actuaciones realizadas anteriormente, como la consolidación y adecuación de los accesos, además de la restauración de la torre y de las bóvedas. Todas estas intervenciones han supuesto una inversión de la Consejería de Cultura y Turismo de más de 770.000 euros en acciones que siguen las pautas señaladas en el plan director del monasterio para su puesta en valor. Uno de los objetivos de las actuaciones que se han llevado a cabo desde el mes de agosto ha sido mejorar la estanquidad de la cubierta y la evacuación controlada de aguas pluviales. Hasta el momento, los problemas de humedades estaban incidiendo sobre los cerramientos del edificio y en particular en los zócalos. Para evitarlo, la Junta de Castilla y León ha instalado un sistema de evacuación pluvial que logra canalizar el descenso y conduce el agua hasta una red enterrada, de forma que se evitan posibles daños en las sepulturas aledañas y en las raíces de un boj cercano que por su antigüedad y porte supone un valioso elemento botánico.

El proyecto también ha contemplado una importante actuación en la cubierta. Se ha desmontado totalmente de forma manual, elemento a elemento, y se ha cambiado todo el esqueleto del tejado manteniendo el acabado y el volumen original. En este proceso se han seleccionado cuidadosamente las lajas de pizarra para reutilizar en la nueva cubierta todas aquellas que estuviesen en buen estado. Asimismo, también se han colocado unas nuevas cerchas sin que esta modificación sea perceptible desde el exterior.

Toda la madera de la estructura de la cubierta de la nave ha sido protegida con un barniz incoloro que aporta un aislamiento contra los insectos, la humedad, las filtraciones y los hongos. La restauración ha incluido la remodelación del acceso al coro, para lo cual, entre otras cosas, la escalera se ha convertido en una pieza exenta, separada ligeramente del edificio. Con esta nueva posición se ha conseguido incluso que no se impida el drenaje.

La obra más delicada. La Consejería de Cultura ha llevado a cabo un repaso exhaustivo a todas las fachadas para reponer lagunas, realizar una limpieza y rejuntado general y reparar los cierres de los vanos. Hay que destacar el imafronte oeste, construido en 1750, y que se distingue del resto del edificio porque está íntegramente construido con sillería de piedra caliza marmórea. Los exámenes y estudios realizados para analizar su estado de conservación indican que los daños más importantes tenían carácter superficial.

La pieza que ha requerido mayor atención ha sido la escultura de San Pedro, ubicada en una hornacina bajo la puerta. La mayor parte de los daños detectados son consecuencia de la orientación del imafronte -de donde proceden la mayoría de los frentes húmedos- y sobre todo, de su configuración formal, exclusivamente diseñada desde presupuestos decorativos y simbólicos.

Todo esto ha requerido la demolición de alguno de muros, la colocación de nuevas carpinterías exteriores y la pavimentación del acceso principal de la iglesia. El atrio se ha pavimentado con la misma piedra caliza que la empleada en el imafronte, despiezada en forma de adoquín. La elección de este material ha estado determinada por sus buenas prestaciones ante la humedad y el hielo. Todas las actuaciones realizadas han tenido como objetivo devolver a la fachada su aspecto prístino, que destaca por su esmero y riqueza decorativa al igual que el resto del monasterio.