12.000 personas participaron en los actos de la Fundación Cerezales
El objetivo de todas las iniciativas fue apostar por la cultura como elemento de desarrollo
Uno de los conciertos ofrecidos, el de Amaia Osés y G. Viñuela
La Fundación Cerezales Antonino y Cinia, con sede en el pueblo leonés de Cerezales del Condado, contó con 11.826 participantes en las más de 82 actividades culturales organizadas durante su primer año de vida. Las propuestas diseñadas estuvieron concebidas para dar a conocer el arte, la música, el teatro y la cultura en general, no sólo a la población local, sino también al del resto de localidades limítrofes y a la capital leonesa.
La Fundación Cerezales apostó por la cultura como un elemento de desarrollo social, desde la música clásica hasta el jazz pasando por el teatro y los títeres (o los filandones como método de recuperación de las tradiciones), así como las actividades didácticas y educativas.
Durante este primer año se celebraron quince conciertos de música clásica a cargo de destacados grupos como la Orquesta de Juventudes Musicales de la Universidad de León, el dúo de piano y violonchelo de Amaia Osés y Miguel Ángel González, la coral Heriberto Ampudia o el dúo Ímbrice, entre otros.
El jazz tuvo una gran presencia durante las noches de verano de este primer año. El Jazz Festival contó con importantes grupos de la escena leonesa acompañados por reconocidas formaciones del ámbito nacional. Además, para los más pequeños y sus padres se dirigió el festival Art Títere , que contó con compañías como Yheppa Títeres, Spaghetti Títeres, María Parrato o El Retablo Teatro. La potenciación y la difusión de la cultura a través de las actividades didácticas y educativas fue otra de las grandes apuestas de la fundación. Se realizaron más de 20 talleres didácticos y alrededor de 1.860 niños participaron en ellos.
Filandones y exposiciones. Entre los objetivos fijados por la fundación se encuentra la programación de actos que permitan la recuperación del legado tradicional, motivo por el que se disfrutó de filandones gracias a la colaboración con el ILC. Con el ayuntamiento y el Colegio de Arquitectos se organizó una jornada del taller Paisajes habitados, centrado en el estudio de unidades territoriales, y se montaron grandes exposiciones de Eduardo Arroyo y Eduardo Chillida, con 3.000 visitantes; la última de ellas aún continúa.