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Cartas inéditas revelan que Almarcha quiso salvar a Miguel Hernández

Correspondencia de la mujer del poeta, en poder del hispanista Gabriele Morelli, prueba que Lorca odiaba a Hernández y que Cossío fue el que más le defendió

Gabriele Morelli ha cedido en primicia al Diario una carta de la esposa de Hernández.

Publicado por
m. a. nepomuceno | burgos
León

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El primer congreso sobre Miguel Hernández, organizado por el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, que se ha venido celebrando en Burgos y ha reunido en torno a la figura del poeta de Orihuela a un selecto grupo de especialistas, ha sacado a la luz correspondencia inédita.

Una de estas cartas, escrita por la que la esposa del poeta, Josefina Manresa, dirigida a un biógrafo italiano del escritor, ha sido facilitada a este periódico en primicia por el mayor especialista hernandiano actual, el prestigioso hispanista Gabriele Morelli, quien en declaraciones a Diario de León desveló importantes incognitas sobre la relación del poeta con Luis Almarcha, obispo de León, y los escritores García Lorca, Pablo Neruda, y Vicente Aleixandre.

-”¿Qué aportan a la biografía de Miguel Hernández el descubrimiento de esta correspondencia?

-”Pienso que es del máximo interés, porque hasta ahora se conocían partes fragmentadas de los últimos días de su vida y su relación con personajes decisivos en su trayectoria como poeta y persona vinculada a la política. Estas 31 cartas que ahora ven la luz merecen la máxima atención de los especialistas, ya que desvelan algunas falsedades que anteriormente se habían escrito. Por ejemplo Neruda, con el que yo me entrevisté cuando estaba haciendo mi tesis sobre Miguel Hernández, me dijo y luego escribió, que a Hernández lo había salvado él de ser fusilado, algo que a la luz de las cartas de Cossío queda totalmente refutado, ya que quien le salva es precisamente Cossío, uno de los prohombres más importantes de la España de la posguerra y buen amigo de Miguel. Otra es la carta que te he dado y que se publica manuscrita por vez primera, que es la que dirige Josefina Manresa, esposa del poeta, a Darío Puccino, hispanista y editor italiano además de uno de los mayores estudiosos de la vida del poeta. En ella se puede leer cómo le da instrucciones detalladas para que quite cosas que a ella podían comprometerla, como fue el hecho de que le robara un beso. Y más abajo, se puede ver cómo desmiente que Miguel se ocupara de la madre y hermanos de Josefina, tras el asesinato de su padre, guardia civil. «Eso mi familia no lo hubiera consentido», escribe.

-”¿Pudo el obispo Almarcha haber salvado a Miguel Hernández de la muerte?

-”Jamás. Ni Neruda, ni Cossío, que medió para que le conmutaran la pena por 30 años de reclusión, ni el mismo Almarcha podían hacer nada. Cossío fue quien más hizo, pero Almarcha por más que lo intentó, eso sí a cambio de un gesto de arrepentimiento y acercamiento al régimen, algo que Miguel no quiso jamás hacer. Estaba condenado porque él mismo era firme en sus ideas y nunca se volvió atrás.

-”¿Por qué su relación con Lorca estuvo siempre teñida por el distanciamiento?

-”Federico García Lorca siempre era el centro de atención en cualquier reunión y no estaba acostumbrado a que personas menos «importantes» en esos momentos que él no le rindieran cierta pleitesía de rango. Cuando Lorca recitaba o conversaba Miguel estaba a veces lejano, poco atento y mucho menos volcado en «darle incienso». Aleixandre me contó que cierto día le llamó Gacía Lorca para ir a su domicilio a leerle La casa de Beralda Alba. Aleixandre le dijo que en ese momento estaba con él Miguel Hernández, a lo que Lorca respondió: «Pues échale». «No puedo hacerlo Federico», le respondió. «Pues entonces no voy», fue la tajante respuesta de Lorca. Ahí se ve que no existía buena química. La otra razón era que Miguel Hernánez era algo rudo y eso a Lorca, por su idiosincrasia, le moletaba.