El Año Santo pillará a la Catedral con el pórtico desnudo de esculturas
La Junta no tocará las 23 estatuas apeadas de la fachada principal hace siete meses a la espera de los análisis, cuyo resultado se conocerá en octubre, para determinar cómo las restaura y si coloca réplicas
El segundo Año Santo del milenio, que previsiblemente atraerá a León a 250.000 visitantes, pillará a la Catedral desnuda de estatuas, por primera vez en siete siglos. Las 23 esculturas apeadas del pórtico de la Catedral esperan a ser restauradas desde hace siete meses en el claustro, donde ofrecen una imagen inédita. La Junta no tocará las estatuas góticas al menos hasta octubre. En esa fecha espera tener en su poder los resultados de los análisis que se licitaron por un periodo de tiempo de 20 meses para averiguar si las temperaturas extremas, la lluvia, las heladas y el viento ponen en riesgo la conservación de las imágenes. Como elemento comparativo los expertos cuentan con la portada Norte, donde las esculturas de esta fachada no están tan «expuestas» a los agentes atmosféricos como en la principal.
Originales o réplicas. Los análisis serán determinantes para elegir el mejor método de restauración. Sólo entonces la Junta acordará si las esculturas vuelven a sus pedestales una vez rehabilitadas o si coloca en su lugar réplicas, como ya se hizo en los años cincuenta con la efigie de La Virgen Blanca; una copia fidedigna obra del artista leonés Seoane, que actualmente es la única estatua que queda en la fachada principal de la Catedral. Según fuentes de la Junta, dada la calidad de la piedra de la Catedral de León, «es fundamental contar con la máxima información del estado y comportamiento del material pétreo para garantizar las mejores garantías de conservación». Las mismas fuentes explican que los datos que proporcionan los sensores colocados para medir las condiciones de humedad, temperatura, CO2 e insolación, marcarán las pautas de su futura consolidación.
No hace falta ser un experto para darse cuenta de que las estatuas presentan un estado lamentable. Santos y vírgenes sufren amputaciones de dedos, narices y otras extremidades o sus rostros son prácticamente irreconocibles. Su situación es tan crítica que hubo que aplicar «cuidados paliativos» a las 23 estatuas antes de moverlas de sus peanas, por temor a que se hicieran añicos. De hecho, el traslado de los apóstoles y personajes del Antiguo Testamento esculpidos por los maestros góticos ha sido una auténtica «prueba de fuego», ya que existía el peligro de que no soportaran este corto viaje. Las estatuas son obra de diferentes maestros y épocas -”entre los años 1280 y 1458-”. La espesa capa de suciedad que han acumulado, unido al desgaste y la erosión propias del paso del tiempo, ha borrado cualquier resto de la policromía.