Miguel Hernández participó en tres misiones pedagógicas
Nuevos hallazgos documentan, por vez primera, que el famoso poeta oriolano tomó parte en las de Cartagena y La Mancha, además de en la ya conocida de Salamanca
Uno de los aspectos más controvertidos y a la vez menos estudiados de la biografía hernandiana es su paso por las célebres misiones pedagógicas. A ello ha contribuido el que los estudiosos se hayan limitado a seguir, al pie de la letra, las palabras del autor en un artículo sin fecha inédito hasta 1986, procedente del archivo de su esposa Josefina Manresa, y que vio la luz casi al unísono en dos libros, el de Agustín Sánchez Vidal y el de Gracia Ifach, transcripciones que no coinciden aunque ambos comienzan de igual forma con la frase que da lugar al equívoco: «He hecho una sola misión y ha sido por tierras, mejor dicho, por piedras salmantinas»; sin embargo en el de Sánchez Vidal puede leerse al comienzo del último párrafo: «En el último pueblo hicimos la segunda misión en pleno campo», que en el de Ifach se suprime.
Primera misión, Cabo de Palos, 1933 . En ese año, Carmen Conde y su marido Antonio Oliver, responsables de la Universidad Popular de Cartagena, proponen al Patronato de Misiones Pedagógicas el desarrollo de una misión en Cabo de Palos, Fuenteálamo y Zarcilla de Ramos. Para tal misión llaman a su buen amigo Miguel Hernández, quien se traslada de inmediato y colabora activamente como recitador, bibliotecario y músico.
Por otra parte, Hernández había conocido a Lorca en enero de ese año y le había pedido ayuda, pero éste no responde y Miguel le envía otra larga carta a su regreso de esa misión. Excepto una vez, Lorca jamás respondió a sus misivas («perdone. Pero se ha quedado todo: prensa, poetas, amigos, tan silencioso ante mi libro, tan alabado -"no mentirosamente, como dijo-" por usted la tarde aquella murciana, que he maldecido las putas horas malas que di a leer un verso a nadie», escribió.
Segunda misión, Salamanca 1935. Una vez despejada la incógnita de que la misión salmantina, muy bien estudiada por el catedrático José Luis Puerto, no era la única que el poeta había realizado entre 1931, fecha de la creación de las misiones, y 1936, año en el que la Guerra Civil yugula toda actividad, se impone la tarea de encontrar testimonios y documentos que certificasen su colaboración en otras.
Tercera misión, La Mancha, 1936. Aunque a veces se confunde con los viajes que Miguel hizo por encargo de José María de Cossío para su enciclopedia taurina, tuvo lugar en marzo de 1936 por La Mancha acompañado por su amigo Enrique Azcoaga. El poeta alternaba su actividad de recopilador taurino con la de recitador y bibliotecario en las misiones, trabajo por el que le pagaban un jornal casi idéntico al que ganaba con Cossío, 10 pesetas diarias. La siguiente carta con membrete del Hotel Castilla de Puertollano, de marzo y sin fecha del día, (posiblemente el viernes 13, contando el desplazamiento), es dato capital porque en ella Miguel dice: «Aquí me tienes ya; hubiera querido escribirte ayer mismo que fue el día de mi partida». El 17, martes, fecha que no aparece en la carta editada en Obras completas , vuelve a contarle a Cossío los lugares por los que ha pasado con las misiones: «Quiero que me escribas en cuanto recibas esta carta, porque no sé aún si estaré aquí, en Puertollano, más de cuatro días (-¦) de donde saldré mañana (luego el 18) para un pueblo que se llama Tamaral (municipio de Mestanza).
El soneto a Carmen. En esa localidad ejercía de maestra Carmen Pastrana Magariños, de la cual quedó prendado el poeta hasta el punto de dedicarle un soneto que ha traído consigo una fuerte polémica. El poeta Vicente Ramos, en su libro Miguel Hernández: su vida ; ofrece datos muy relevantes y da el dato de la misión: «Poco antes -"por los días finales de marzo y abril (de 1936)-", Miguel y Azcoaga recorrieron la provincia de Ciudad Real en misión pedagógica. Al visitar la villa de Mestanza, el gran poeta de Orihuela escribió el siguiente soneto, dedicado a doña Carmen Pastrana Magariños, maestra nacional...». El soneto comienza «a tus facciones de manzana y cera...» y lleva, al final, esta dedicatoria: «A mi amiga Carmen, en espera de verla por donde sea mejor».
La polémica se desató cuando Jesús Poveda atribuyó el nombre «Carmen» de la dedicatoria a «Carmen Samper Reig», apodada la Calabacica y amiga de juventud de Hernández. La cuñada de Carmen Pastrana, Nieves del Arco, escribió en Coetáneos de Miguel Hernandez : «Cierto día, en Ciudad Real, don Vicente Ramos dio una charla sobre Hernández. (...) En un momento, Carmen se dirigió a él y le dijo que tenía el manuscrito original de un soneto de Miguel, inédito, dedicado a ella». Soneto que arriba reproducimos y que supone la prueba de su paso, en esta nueva misión, por La Mancha.