Los monumentos de León se «hunden»
El nivel de la Catedral desciende metro y medio en veinte años y tres el de San Isidoro por las sucesivas obras en sus entornos
Si se dan cuenta, para acceder a los principales monumentos leoneses siempre hay que «bajar». En la Catedral, el visitante se ve obligado a salvar dos escalones y medio, y tres se descienden en el caso de la basílica isidoriana. De hecho, el nivel del suelo de la Pulchra ha descendido, en los últimos veinte años, más de metro y medio, y el de San Isidoro, tres metros en las últimas tres décadas.
El porqué de esta situación pasa no porque estos históricos edificios se «hundan», sino porque el nivel del suelo en el exterior «no ha parado de crecer», según explica el experto en urbanismo Juan Carlos Ponga. Así, la remodelación y peatonalización de la plaza de la Catedral y de su entorno se superpusieron a un sinnúmero de obras anteriores, elevando aún más el nivel de la calle y colaborando a «encajar» la estructura del primer templo leonés en el suelo. «De hecho, una de las razones para derribar Puerta Obispo a principios del siglo XX fue que también estaba siendo, poco a poco, enterrada, como el resto de la Catedral, y muchos vehículos ya no podían pasar bajo el arco», revela Ponga.
San Isidoro también está, actualmente, «soterrado». «En realidad, el nivel más o menos original es el de la puerta del museo», argumenta este experto, ya que la creación de la actual plaza en los años setenta elevó considerablemente el nivel de la calle. «También hay que bajar dos metros para entrar en Palat del Rey; donde la entrada sí está a la altura original es en el Palacio de los Guzmanes, sede de la Diputación, pero los dos cuartos situados a los laterales, nada más entrar, que seguramente eran cuerpos de guardia, esos sí están hundidos», continúa.
«Antes no se solía desescombrar -"añade el abad emérito de San Isidoro, Antonio Viñayo-", cimentaban sobre lo que ya había y por eso nos encontramos aquí con esta gran desproporción entre el nivel de la iglesia y el exterior, donde construyeron la nueva plaza y la plataforma elevada».
Para Juan Carlos Ponga, y en lo que respecta a la Catedral, la solución pasa por rebajar el nivel de la plaza. «La portada principal se ha quedado pequeña, ¡incluso han tenido que cortar las puertas!», recuerda. La consecuencia directa es que la apariencia de estos monumentos señeros es menos masiva, «se han ido empequeñeciendo con el paso de los años», concluye.