La huelga
El invento del maligno
Hubo huelga de TVE, pero también hubo fútbol de la selección. Es que en España hay ciertas cosas que ningún interés particular puede poner en peligro. Debe de ser que tenemos mucha conciencia cívica. El problema que se les planteaba a los huelguistas de TVE era el siguiente: la ley obliga a la Pública a ofrecer los partidos de la selección porque son de «interés general», pero ¿realmente puede aplicarse la etiqueta de «interés general» a un partido amistoso, aunque sea contra Francia?
Los más viejos del lugar recordarán aquel glorioso día en que el Congreso planteó la definición de los partidos de fútbol como de «interés general». Hoy ya a nadie le extraña, pero en aquella época la fórmula «interés general» aún permanecía en el olimpo de la alta política y era un timbre de gloria que sólo se aplicaba a cosas como la Defensa, la alfabetización, la cobertura sanitaria, etc.
Si no me falla la memoria, quien defendió la definición de los partidos de la selección como de «interés general» fue Álvarez-Cascos (era la primera legislatura del PP), y enfrente estaba, por el PSOE, Leguina, que no podía evitar cierto gesto de sorna mientras hablaba de aquellas cosas. Al final, los partidos de la selección fueron declarados de interés general. Andando el tiempo, el fútbol televisado iba a convertirse en el inmenso negocio que es hoy, capaz hasta de obligar a los clubes a abrir los campos un fútbol por la noche. Y para colmo la selección española lleva unos cuantos años ganándolo todo, para alborozo infinito de un país que ya no gana otra cosa que eso. En esas condiciones, ¿cómo llevar la huelga hasta el extremo de vetar un partido de la selección? Habría sido incurrir en un grave riesgo de subversión social. No digo yo que las masas se hubieran lanzado a la calle incendiando neumáticos, pero la imagen de los trabajadores de RTVE ante el país habría quedado bajo mínimos: insultados en la vía pública, despreciados en los comercios, amenazados sus hijos en los colegios-¦ La institución más sólida del país no es la Corona ni las Cortes: es la selección.