Comienzan a restaurar la muralla en Ruiz de Salazar, primer tramo visitable

La empresa Esoca, la misma que restaura las vidrieras de la Catedral, comenzará a rehabilitar la muralla tardorromana en el tramo que discurre por la calle Ruiz de Salazar. Una valla rodeando la fortificación indica que el comienzo de la restauración es inminente.

La obra, prevista en el Plan Director, incluye la recuperación de dos cubos y la construcción de un acceso al adarve, en el que será el primer tramo visitable de la muralla. Es, sin duda, una de las zonas más degradadas de la fortificación tardorromana. Un «punto negro», donde hace dos años se pretendía incluso construir un edificio de viviendas, por una modificación del Plan Especial de la Ciudad Antigua que se aprobó en el año 2001, durante el mandato de Mario Amilivia.

La concejala de Patrimonio, Evelia Fernández, afirmó ayer que este invierno, con las nevadas y las continuas lluvias, ha sido muy duro para un monumento especialmente delicado como la muralla. De hecho, hace unos días se precipitaban varias piedras en la calle Carreras que obligaban a proteger con andamios este punto de la muralla.

El presupuesto de la obra que comienza en Ruiz de Salazar se eleva a 430.000 euros. Es la primera de las tres intervenciones previstas en los presupuestos municipales, la mayor parte con cargo al Ministerio de Cultura. Este año también se invertirán 28.196 euros en restaurar los dos cubos de las Clarisas y otros 240.000 euros en el tramo de muralla que discurre por la calle Conde Rebolledo.

Tal y como explicó en su día el arquitecto responsable del Plan Director, Melquíades Ranilla, una de las actuaciones más urgentes de este proyecto de recuperación y puesta en valor de la muralla es, precisamente, elevar la cota del adarve desde el Jardín del Cid, con el fin de acceder al cubo desde esa zona a través de unas escaleras y hacerlo transitable.

Recuperar ocho cubos. Existe un proyecto para subir a la muralla en ascensor e, incluso, con silla de ruedas. Será la segunda muralla del país, después de la de Lugo, a la que podrán acceder los minusválidos. El paseo, dividido en cuatro tramos, tendrá un recorrido de casi un kilómetro; es decir, la mitad de la muralla romana que se conserva.

Una de las propuestas más sorprendentes del Plan Director de la Muralla es la recuperación de ocho cubos que «el progreso» obligó a derribar. A comienzos del siglo XX, con la llegada de los primeros automóviles, la muralla se convirtió en una barrera infranqueable. Las autoridades de la época lo resolvieron a golpe de maza. Se demolieron, además de Puerta Obispo, seis cubos de la calle Carreras y otros dos en la citada Ruiz de Salazar.

Rescatar los dos kilómetros del monumento más olvidado de León costará más de doce millones de euros y diez años de obras.