Reportaje | e. gancedo
«A Durruti se le conoce por lo que no hizo»
Alfonso Gómez publica «El héroe del pueblo», donde repasa la convulsa biografía del anarquista leonés
Todo empezó con la idea de elaborar un cómic de cuatro páginas sobre el más legendario líder anarquista español, Buenaventura Durruti. Pero Alfonso Gómez, ingeniero agrícola nacido en Segovia aunque residente desde hace casi treinta años en León, se dio cuenta del inmenso volumen de fotografías, carteles y otros materiales visuales que había ido reuniendo en muchos años de labor paciente y concienzuda y comenzó a ampliar, poco a poco, el proyecto.
El resultado final fue un libro de 102 páginas, editado por la Fundación de Estudios Libertarios Anselmo Lorenzo, titulado Durruti, el héroe del pueblo , que ya está en las librerías y que ofrece, de manera muy visual, abigarrada y en un lenguaje cercano al cómic (género que, en su vertiente más cercana al collage, ha cultivado sobre todo el autor), la vida y la obra del mítico revolucionario leonés.
Alfonso Gómez -"que firma este libro con el seudónimo de El Seta -" explica que ha conseguido reunir unos 15.000 documentos de entre los que ha seleccionado algunas de las más sorprendentes imágenes junto a carteles, afiches, postales, cartas y hasta partituras musicales. Textos de los mejores conocedores de Durruti, como Abel Paz, cartas manuscritas del anarquista y de su familia y todas las teorías sobre su muerte completan el extenso material visual.
La herencia. El autor destaca del legado histórico de Buenaventura «lo rebelde que fue, ya desde pequeño, y su honradez. Cuando murió poseía sólo una maleta que contenía una muda, el equipo de afeitar, la pistola y un recibo por valor de cien pesetas. De todos los atracos que perpetró, no se quedó con nada».
Pero también alude al «mito» creado sobre su figura nada más morir, «un mito alimentado por la propia CNT»; «en 1936 ya intentaron erigir una estatua en su honor». No obstante, Gómez cree que Durruti es hoy «más conocido por lo que no hizo». «Por ejemplo la muerte de Fernando González Regueral; está confirmado que en ese momento Durruti estaba en la cárcel, también permanecía preso en el caso del cardenal Soldevilla, y en lo que respecta a los sucesos de Bujaraloz contados por Gironella al respecto de que hizo fusilar a decenas de homosexuales en vagones de tren, bueno, Bujaraloz ni siquiera tiene estación». Como resulta obvio, Gómez acepta que hubo mucha violencia por parte de ambos bandos: «Se ejercía la violencia desde todas partes, desde el mismo Gobierno incluso». «Esa violencia reinante hoy no existe, pero las situaciones de desigualdad social y económica permanecen, sigue habiendo razones para luchar», dice.